jueves, 31 de julio de 2008

Mulder y Scully de mi corazón


Sí, lo confieso: fui freaky en mi adolescencia.


Ayer fui a ver la nueva película de "Expediente X", una serie que me tuvo obnubilada durante varios años y de la que no había vuelto a ver nada desde hace por lo menos siete u ocho. Es curioso cómo cosas que son muy importantes en un momento dado de nuestras vidas dejan de serlo posteriormente.


"Expediente X", como bien saben aquellas y aquellos que me conocían entonces, marcó mi adolescencia. Esto es algo que ahora sorprende mucho a quienes he conocido posteriormente, y la verdad es que no deja de ser curioso, porque ni siquiera me interesa el género de la ciencia ficción. Pero sí, lo confieso, a los quince años yo era la persona más pesada del mundo con el tema: me sabía cada detalle de la serie, veía cada capítulo miles de veces -yo soy de las que fui a ver la primera peli al cine tres veces-, me sabía las fechas de nacimiento de cada personaje, así como del actor o actriz correspondiente. Yo estaba enamoradísima del agente Mulder. Coleccionaba todo lo que encontraba en periódicos y revistas acerca de la serie y, más en general, de fenómenos paranormales como avistamientos de OVNIS y cosas así. En definitiva, yo fui una freaky de "Expediente X".


Así que la película esta que han hecho ahora, fuera como fuera, no iba a decepcionarme. Ha pasado demasiado tiempo. Además, me he dado cuenta de que yo me perdí, por lo menos, las tres últimas temporadas, a partir del momento en que dejaron de ponerlas en la televisión española. La verdad es que las tramas se estaban volviendo un poco surrealistas, y daba la sensación -que me perdonen mis quince años, y Chris Carter, el creador de todo- de que los guionistas ya no sabían muy bien cómo salir del atolladero. Es lo que pasa cuando ruedas una serie de nueve temporadas con unos veinte o veinticinco capítulos cada una; así se agota cualquiera. Es muy bueno saber cortar a tiempo. No sé si fue por eso o porque pasé, de algún modo, de un momento vital a otro, pero dejé de verla.


Y claro, ayer me perdía un poco en la peli. Lo cierto es que la trama no es muy buena; muy inferior a muchos de los episodios de la primera y la segunda temporada. Pero como ha pasado tanto tiempo, Mulder y Scully ya no trabajan para el FBI, etc. las cosas disparatadas que se les han ocurrido a los guionistas ya no rechinan como hubieran rechinado entonces. Vamos, que yo, que en cuanto empezó me puse en plan nostálgico y tuve que comenzar a enjugarme lágrimas mentales, me habría conformado con cualquier cosa. Claro que faltaban personajes -me imagino que muchos murieron y yo no me enteré-, claro que -atención que suelto SPOILER; QUIEN QUIERA IR A VERLA QUE NO SIGA LEYENDO- esa trama romántica se pasaba varios pueblos (aunque, créanme, habría hecho mis delicias hace diez años...), y desde luego lo de cambiarle la voz de doblaje a Scully ha sido un completo error (porque, dada la cantidad de tiempo que ha pasado, me imagino que las salas de cine se estarán llenando a base de nostálgicos/as como yo, y las/os nostálgicas/os nos alimentamos de recuerdos).


Pero, ¿qué importa? Allí estaban de nuevo, Scully y Mulder, atormentados, machacados por la certeza de su destino no buscado y repleto de alienígenas, malhechores y conspiraciones gubernamentales. En realidad, esta película es como un regalo para los/as freaky-fans. Ahí van de nuevo Mulder y Scully, que, como siempre, acaban por no tenerse más que el uno a la otra, o la una al otro -y papá Skinner, que, ay, tiene una apacición bastante tierna-.


Me parece mentira que hayan pasado diez años. Recomendaría la peli, pero dudo que tenga algún valor para la mayoría de la gente. Así que sólo la recomiendo para quienes hayan pasado por esa etapa de freakismo en algún momento de sus vidas -o continúen en ella-, y hayan acabado con varias cintas VHS de tanto ver y volver a ver los capítulos grabados de la serie. No os perdáis esta coda.


Me imagino, por lo demás, que todas las cosas que vivimos contribuyen a hacernos lo que somos. O lo que queremos llegar a ser. Así que le estoy muy agradecida a "Expediente X", al agente Mulder, a la agente Scully, al Fumador y a Chris Carter por hacerme pasar tantas horas delante de la tele; probablemente, también gracias a ello, en alguna medida, aprendí y desaprendí cosas que me han situado donde estoy, como este plan-proyecto-esbozo de lo que soy y quiero ser, con todas las incertidumbres, dudas y preguntas y respuestas que ello conlleva. No reniego para nada de mi freakismo adolescente; ni del actual tampoco.


Saludos.

jueves, 24 de julio de 2008

Cañas al atardecer en mi barrio

Anoche me senté en una de las terrazas de mi calle, a cocerme de calor delante de una cerveza con limón. Eso no tiene demasiado de extraordinario; el calor está siendo insoportable en Madrid esta semana, y la cerveza es uno de los escasos paliativos que ofrece el atardecer. A esas horas, las terrazas están hasta arriba de gente; hay una gran cultura de cañas en mi calle.

Así que todo era absolutamente normal, y nada hacía presagiar lo que estaba a punto de suceder. Una pareja, chico y chica, muy jóvenes, mantenían una discusión a escasos metros de la terraza. En realidad, no mantenían una discusión, y esta es una de esas trampas del lenguaje. Para discutir hacen falta dos personas argumentando. En este caso, el único que hablaba -dudo que argumentara, por lo que pude escuchar- era él. La verdad es que yo no me enteré hasta que había pasado un rato; cuando quise mirar él estaba soltando gritos, gesticulando, mientras ella, arrinconada contra la pared, aguantaba el chaparrón, lívida. Después, se echó a llorar.

Reacción: ninguna. Estaban a unos dos metros, como digo, de donde todos y todas nosotras, bebedores y bebedoras de cerveza, descansábamos tras un largo día de calor y de trabajo. Todo el mundo continuó a lo suyo, como si tal cosa, sin enterarse de nada.

La bronca siguió. Él le reprochaba cierto comentario sobre algo, que parecía haber corrido de boca en boca, y de lo que todo el mundo -sus amigos y amigas- estaba enterado, por culpa de ella. Después, remató su enfado: "¿Y con qué cara me presento yo ahora? ¿Con cara de maltratador?"

Fue entonces cuando algunas cabezas se volvieron a mirar. Interesante, ¿verdad? La forma en que ciertas palabras consiguen lo que ya era evidente con sólo observar la escena, las posturas corporales, las acciones y reacciones.

La situación me pareció terrible. Sé que la violencia es algo que sucede, que es real, y que está presente incluso en las relaciones de los chicos y las chicas más jóvenes -no tendrían más de dieciséis años-. Sé que está ahí, y por qué. Pero no puedo evitar quedarme helada cuando lo veo ante mis ojos -incluso con una cerveza por en medio-. Por lo demás, la escena terminó de desarrollarse siguiendo las pautas del manual. Ella lloró, él se mantuvo en sus trece. Después la abrazó, y durante un tiempo ella se mostró esquiva. Se alejaron un poco, quizás conscientes de las miradas ajenas, pero continué observándoles en la distancia. Él pareció de pronto hundido, puede que incluso llorara. Finalmente, volvieron a abrazarse y se besaron. Fin de la historia. Hasta la próxima.

Cada vez son más las historias de este tipo que la gente me relata, en la calle y a plena luz del día. Si alguien hubiera intervenido, si alguien hubiera tenido la osadía de arrinconarle a él contra la pared, de increparle, y gesticular, o si, simplemente, las miradas de todas y todos los allí presentes, desde detrás de nuestra cerveza, se hubieran puesto de acuerdo para expresarle, siquiera de manera silenciosa, todo nuestro rechazo, nuestra repulsión y nuestro asco, quizás, como tantas veces ha sucedido, ella se habría puesto de parte de su novio.

En cualquier caso, si podemos sacar alguna conclusión constructiva de todo esto, podrían ser las siguientes. Para empezar, ese efecto tan claro que palabras como "maltratador" y otras tienen demuestra ni más ni menos la inmensa importancia que tiene el lenguaje a la hora de identificar realidades. El ejercicio de nombrar las cosas no es baladí; les confiere existencia social, y ese reconocimiento de existencia es el primer paso para cambiarlas. Lo cual viene a probar algo que yo he repetido hasta la saciedad, en este blog y en otros lugares: la despreocupación por el uso de un lenguaje sexista, injusto y que invisibiliza a determinados sujetos y determinadas realidades es efecto, pero también causa, de las mismas situaciones de sexismo, injusticia e invisibilidad que expresa -o no expresa, justamente-.

Para continuar, todo esto respalda mis consideraciones sobre el perfil sociológico de mi barrio (véase entrada "Me hago guerrillera", de 24/06/2008). Resulta evidente que la gente, literalmente, está ciega -también por esto conviene llamar directamente a las cosas por su nombre- o es tonta. O una feliz mezcla de ambas cosas. Cuando escuchas el emocionantísimo viaje juvenil a Sydney, para encontrarse con el Papa Ratzinger, u observas la cantidad de banderitas españolas estratégicamente colocadas en las muñecas de hombres y mujeres -sí, se trata de una consigna bien aprendida-, no te queda más remedio que llegar a la conclusión de que, efectivamente, la única esperanza para tu barrio es un plan de choque como el de la Guerrilla Feminista que yo proponía.

Para terminar, sólo diré que, en la mesa de al lado de la terraza en la que yo estaba sentada, una niña de un año o así acaparaba todas las atenciones. Mirándola, con la escena de la pareja aún reciente, y ante el panorama del barrio, y el del mundo en general, no pude evitar acordarme de la "Caperucita" de Ismael Serrano: "Serás futura oveja para un lobo feroz..."

No podemos permitirlo. Reaccionemos, ovejas: des-ovejémonos todas.

jueves, 17 de julio de 2008

Wifi frente al mar

"Todo cuanto existe es bello..."

Marco Tulio Giordana (2003)

viernes, 11 de julio de 2008

¡He vuelto!

¡He vuelto!

En realidad, Mundos de Mujeres acabó el martes, pero me he empeñado en tener vacaciones a la semana que viene, por lo que ayer y hoy no he parado de trabajar para no dejar nada pendiente. De todas formas, eso no ha hecho que olvide los increíbles cinco días de Congreso, y lo beneficiosos que han resultado, tanto para mi cuerpo como para mi espíritu.

No quiero escribir una crónica. Y tampoco puedo explicar detalladamente por qué ha sido una experiencia tan especial para mí. Se han dado un conjunto de circunstancias, digamos, que me han hecho sentir como nunca. He pasado días enteros asistiendo a talleres, mesas redondas y conferencias sobre feminismo y sexualidad; pensando y reflexionando sobre viejas disputas y dialécticas; considerando nuevos conflictos y problemáticas, desde lugares desde los que no lo había hecho hasta ahora. Me he sentido tan libre. Para ir y venir, para hacer y deshacer -libertad 2, miedo 1; está bien, ¿verdad?-.

Pero como digo, no me apetece escribir la crónica. Sí puedo mencionar, como momentos para recordar: escuchar a Sandra Harding en vivo y en directo, un impresionante taller sobre violencia de género, los debates sobre feminismo queer, la Tupper Sex de "Los placeres de Lola", la cinta de lomo negruzca de la cafetería de la Facultad de Medicina, "Los monólogos de la vagina" en Filosofía, libros, conversaciones, calor, polvo, cansancio...

Como vuelta a la realidad, a mi coche se le bloqueó el freno -susto terrible y angustia de muerte; ¿alguien se ha dado cuenta de hasta qué punto el freno es nuestra vida?- y tuve que llevarlo al taller. También, aprovechando el resto de mi último día libre post-congresual, me fui a la piscina -qué maravilla- y después al cine -"Sexo en Nueva York", muy poco recomendable, especialmente tras un Congreso feminista, aunque ahora no me apetece entrar en ello-.

A pesar de la pena que me ha dado tener que volver a la normalidad, ahora tengo una larga semana de vacaciones por delante. Estoy pensando en hacer una escapadita y subirme al norte. En cualquier caso, mi intención es continuar en este plan buen rollo-paz interior y con el mundo-todo cuanto existe es bello-imaginación al poder-tú sí que puedes...

jueves, 3 de julio de 2008

Las mujeres que nos dé la gana de ser




Este fin de semana se celebran en Madrid los actos del Día del Orgullo LGTB (a pesar de que fue hace casi una semana... bastante polémica ha habido ya con el tema, así que no echaré más leña al fuego). Este año, el lema de la manifestación será "Por la visibilidad lésbica"; no hace falta ser un lince para darse cuenta de la falta que hace insistir en la cuestión, tanto dentro como fuera del ambiente.

Vivimos en un mundo heterosexista. Es decir, en el que se da por sentada la adecuación de la realidad a esquemas heterosexuales y sexistas. Y además falocéntricos. Cuando resulta que abrimos los ojos y echamos un vistazo a la sociedad, nos damos cuenta de que esa adecuación no existe -y de que cuando existe, no siempre se traduce en felicidad y en comer perdices-. Con las altas dosis de incomprensión, miedo y negación que ello conlleva.

Hace un rato estaba visitando la web de El País (http://www.elpais.com/), y en ella habían incluido un vídeo sobre el festival de la visibilidad lésbica, precisamente. Como sabrán quienes hayan visto alguna vez los vídeos de esta página web, siempre se incluye un minuto o así, previo, de publicidad. Adivinad sobre qué iba el minuto esta vez. Era un anuncio de Volvo. Sí, Volvo. ¿Y no es Volvo la marca que, desde hace ya algún tiempo, incluye en su logotipo comercial el símbolo de la masculinidad ()? ¡Sí! ¿Y por qué? ¿Por qué incluye ese símbolo? Ni idea, podría decir. O, también, que me parece que lo más probable es que se deba al simple y puro machismo de dirigir la publicidad de los enormes y potentes Volvos a los hombres. Pero, ¿por qué narices se utiliza precisamente este anuncio para introducir un vídeo sobre los actos revindicativos de la visibilidad lésbica? Pues yo me temo que -por fortuna- tampoco tengo una respuesta clara. ¿Podría tratarse de un descuido? (¿qué? ¿cómo? ¿en publicidad, un descuido?). ¿Se trata de un mensaje subliminal del patriarcado, que identifica a las lesbianas con hombres-potenciales-compradores-de-coches-Volvo? ¿O, aún peor -pero quizás más simple-, el anuncio se dirige al mayoritario público de hombres heterosexuales que, con toda probabilidad, entrarán a deleitarse con un vídeo sobre visibilidad lésbica? Miedo tengo de elegir respuesta.

Y miedo tengo, y hastío, del tratamiento que de ciertos temas se hace en los medios de comunicación presuntamente progresistas (si estos son nuestros amigos... ). Pero prefiero no hacer más comentarios al respecto.

Yo, me temo, me perderé la mani. Estaré en algún lugar de Ciudad Universitaria (Universidad Complutense), en Mundos de Mujeres 2008. Así que lo más probable es que desaparezca durante los próximos días; bueno, la verdad es que espero desaparecer. Aparte de una cantidad increíble de conferencias y comunicaciones, vamos a tener teatro, exposiciones, conciertos, presentaciones de libros... Más de 3.000 personas de todo el mundo que vienen a Madrid. Confieso que me da un poco de vértigo pensarlo; hombres y mujeres feministas de Madrid, no podéis perdéroslo.

Mientras, de algún modo, y aunque desaparezca también de la blogosfera durante unos días, estaré celebrando el fin de semana, y el Orgullo, de todas las formas que se me ocurran:

Ella se ha cansado, de tirar la toalla
va quitando poco a poco telarañas
No ha dormido esta noche, pero no está cansada
No miró ningún espejo, pero se siente "toa" guapa

Hoy, ella se ha puesto color en las pestañas
Hoy le gusta su sonrisa, no se siente una extraña
Hoy sueña lo que quiere sin preocuparse por nada
Hoy es una mujer que se da cuenta de su alma

Hoy vas a descubrir que el mundo es sólo para ti,
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas a comprender que el miedo se puede romper con un sólo portazo.
Hoy vas a hacer reír porque tus ojos de han cansado de ser llanto, de ser llanto
Hoy vas a conseguir reírte hasta de ti y ver que lo has logrado.

Hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser
Hoy te vas a querer como nadie te ha sabido querer
Hoy vas a mirar pa´lante que pa´ atrás ya te dolió bastante
Una mujer valiente, una mujer sonriente, mira cómo pasa.

Hoy no ha sido la mujer perfecta que esperaba
ha roto sin pudores las reglas marcadas
Hoy ha calzado tacones para hacer sonar sus pasos
Hoy sabe que su vida nunca más será un fracaso

Hoy vas a descubrir que el mundo es sólo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas a conquistar el cielo sin mirar lo alto que queda del suelo
Hoy vas a ser feliz aunque el invierno sea frío y sea largo, y sea largo
Hoy vas a conseguir reírte hasta de ti y ver que lo has logrado.

Hoy vas a descubrir que el mundo es sólo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas a comprender que el miedo se puede romper con un sólo portazo
Hoy vas a hacer reír porque tus ojos se han cansado de ser llanto, de ser llanto
Hoy vas a conseguir reírte hasta de ti y ver que lo has logrado.

(Bebe, "Ella")
¡Feliz semana!

martes, 1 de julio de 2008

Seis meses y contando


Debo decir que este blog cumple en estos días seis meses de vida. Y que estoy más que contenta. Me costó mucho decidirme a crearlo, porque no estaba segura de tener la constancia suficiente como para mantenerlo; este es el post 27, así que me doy por satisfecha en cuanto a lo de la constancia (no es fácil encontrar momentos para sentarse a escribir; no es fácil, en realidad, encontrar momentos para sentarse a hacer nada). Por otro lado, no estaba segura de que nada de lo que escribiera fuera a tener interés suficiente para ser publicado en ningún sitio (por modesto que sea, un blog es un espacio que permite, mal que bien, ese envilecimiento de la vanidad que provoca la edición de la palabra escrita... incluso respondiendo a la filosofía del DIY -do it yourself-). Para ser sincera, no creo que haya mucha gente que me lea asiduamente; pero sigue mereciendo la pena, sean dos o cinco personas quienes lo hagan -una vez o más-. Seguiría mereciendo la pena incluso si nadie lo hiciera; quien encuentre gusto en esto de escribir sabrá que ese placer no se reduce -aunque encuentra un importante sustento en ello, para qué vamos a negarlo...- a ser leída/o, sino que nace de algún lugar más profundo, y que tiene que ver con necesidades anteriores al acto de publ¡car o mostrar con orgullo lo que se ha hecho.


En fin. Que no sé si nada de lo que hago aquí merece la pena o no para el resto. Para mí desde luego sí. Me da igual caer en la egolatría. Me gusta escribir, y me alegra poder contar con este espacio autogestionado para hacerlo.


También me encanta comunicar con los y las demás. En general, y en concreto con los blogeros y las blogeras del mundo. Entre las novedades de la última semana, he creado un archivo de algunos blogs que me gusta leer. La mayoría son de amigos y amigas, y en cualquier caso se trata de otros espacios autogestionados de escritura que creo que merecen la pena. Es alucinante la forma en que esto de los blogs puede llegar a tejer una red gigantesca; una red comunicativa gigantesca cuyas consecuencias -como siempre- son imprevisibles. Como en el inmenso Chart de "The L Word", sólo que en un sentido no sexual -bueno, no necesariamente sexual...-. La verdad es que sería una buena idea que alguien se propusiera dibujar algún día el mapa gráfico de estos blogs interconectados del mundo... si es que tal cosa es posible. A saber con quién, indirectamente, me conecta el chart. Emoción pura.


Así que felicidades, pequeño blog. Naciste en medio de incertidumbres y te fuiste empoderando y fortaleciendo a base de entradas y comentarios; de palabras, en realidad. Ahora ya no eres esa cosa insegura y dudosa que comenzaste siendo. Puedes agradecérmelo a mí. Pero también a todas aquellas y todos aquellos que se han asomado alguna vez a este rincón a leerte. Muchas gracias. Seguimos haciendo camino...

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