domingo, 29 de noviembre de 2015

viernes, 23 de octubre de 2015

Decir NO

Decir NO es también tragar los últimos bocados de una mini chapata llena de chistorras y de queso brie.
Decir NO es respirar. Y soltar.
Decir NO es terminar tu coca-cola tranquilamente. Pagar la cuenta a medias.
Y pensar en que te estás perdiendo el taller sobre dramaturgia, identidad y territorio de Camila Le-Bert en el FIT de Cádiz.
Porque decir NO es percibir el ritmo frenético de la ciudad al mediodía. Buscar el sol. Cerrarte la chupa y buscar el sol. Y disfrutarlo.
Decir NO es leer a Mark Haddon en el e-book mientras trabajas en algo que no es realmente tu trabajo, en el día que no te corresponde. Identidad y territorio, identidad y territorio.
Decir NO es sentir la Navidad cerca caminando hacia Plaza de España.
Es tener tiempo para deambular por La Central después de comer.
Y amar mucho a la persona que te acompaña, aunque no te acompañe, físicamente, en ese momento.
Decir no es definitivamente soltar amarras. Saber que no importa. Sentir que has crecido. Y unas ganas locas de sentarte a escribir...


Y recordar que tienes una estantería que esconde secretos.

domingo, 11 de octubre de 2015

Verme para llegar a comprenderme / Mi amiga Alina con infección de riñón



Este mes volvemos a la carga. Alina Zarekaite ha publicado un artículo donde lo explica mejor de lo que yo podría hacerlo: a veces, para mirarse a una misma, no valen los espejos. Existe otra mirada, otro reflejo, que es el nuestro. Arrancamos esta semana con un nuevo Escribo, luego soy. Y próximamente nuevas ediciones del Julietas y Medeas y de Creación de personajes. Eso, en cuanto a escritura. Además, este próximo jueves comienza una nueva edición de Verme para llegar a comprenderme, el taller de autorretrato fotográfico que dirige María Artiaga. Y que yo, esta vez, no pienso perderme.

Aquí un pequeño adelanto:


lunes, 5 de octubre de 2015

Liberto y el cuaderno azul. Crónica


En las series y películas que nunca me han gustado (hago un inciso aquí, o una nota, porque inexplicablemente pasé las noches de este último mes de agosto visionando capítulo tras capítulo de Sexo en N.Y.... Claro, que pasé los días correspondientes a aquellas noches enfangada en la rutina de uno de esos trabajos de subsistencia... y este, el de la escritura y los (otros) trabajos que la alimentan, es otro tema)... continúo: decía que en esas series las mujeres, cuando están deprimidas o no tienen un buen día, salen de compras. Yo necesito tener un día especialmente bueno para hacer eso. Y el jueves yo no tenía un buen día. Esta semana he pasado una gran cantidad de horas escuchando ponencias y comunicaciones sobre literatura y escritura. La verdad es que he dedicado los tres días de congreso a seleccionar de forma cuidadosa las mesas y charlas que se centraban en la autoficción como vertiente narrativa (nuestra). Nuestra, de mi generación, de mi tiempo. El de la autobiografía y el yo es mi léxico, mi lenguaje; son las aguas en las que mejor me muevo. Esa misma tarde alguien había hablado sobre la búsqueda de sentido e identidad, quizá la más humana de las necesidades. El anhelo de 'clausura narrativa', dijo. La expresión me encantó. Porque quién soy yo y qué estoy haciendo aquí. Y hacia dónde va todo esto. Y la cosa va de escritura pero también de vivir y respirar, que a fin de cuentas es lo que una trata de hacer desde que abre los ojos por la mañana. Y porque en realidad, y ahora ya está claro, narrativamente clausurado (como el congreso), vivir y escribir para algunas de nosotras no son dos cosas diferentes, sino algo así como los dos extremos de una cinta de Moebius (qué raro es hablar de los extremos de esa cinta, ¿no? Qué raro es todo esto) en la que por un lado están el miedo y el dolor, y por otro está el placer, y una nunca sabe, cuando termine el salto, sobre qué superficie apoyará los pies; ni siquiera, si los dos lo harán sobre el mismo lado, signifique esto lo que signifique.

En fin. Que a pesar de todo esto tan bonito, el jueves yo no tenía un buen día, y cuando salí de Alcalá de Henares y cogí el tren y me bajé en Atocha y seguí en el metro, sentía una mezcla de temor, dolor de pies por las bailarinas, y agotamiento psíquico. Pero qué difícil es saltar sobre esa cinta. Y el día tenía que continuar.

Me habían invitado a un estreno en La Abadía: un montaje procedente de Barcelona del que no sabía mucho más, solo que Jordi Casellas, el traductor del texto al castellano, había sido mi compañero en un taller del Obrador de la Beckett el último verano.

Como era pronto y me dolían los pies, decidí caminar muy lentamente y perder todo el tiempo posible antes de llegar. Entré sin interés en una tienda de ropa y salí igual. Y después me crucé de acera y entré en La Casa del Libro. Ya total me da igual hacer publicidad... para eso es mi crónica y manda el yo (el mío) y sus criterios de verosimilitud a la hora de ofrecer detalles... Y hablando de detalles y ahora que lo pienso, últimamente los jueves me pasan cosas muy curiosas, casi siempre relacionadas con teatros, tiendas de ropa y la necesidad de hacer tiempo...

Afortunadamente, este jueves no me estampé ni traté de atravesar ningún cristal... salvo el de la puerta abierta de la librería. A diferencia de las tiendas de ropa, que no son mis amigas, las librerías provocan muchos estados psíquicos y fisiológicos en mí. A pesar de todo, como no tenía un buen día, el jueves deambulé sin esperanza entre la gente y los libros. Hasta que me paré delante del estand reservado a los Moleskine y descubrí el cuaderno azul petróleo (¿existe este color o es una cursilada de escritora rosa?) 19x25 que ahora se oculta, en posición horizontal, sobre los libros de mi propia estantería. 17,20€. Después di más vueltas por allí. Comprobé que sigo sin tener suerte con Amelie Nothomb y su Metafísica de los tubos. Traté de recordar el nombre del cantante de The Eels y de su libro publicado por Alpha Decay (¿o es Blackie Books?), Cosas que los nietos deberían saber (una corazonada). Digo: estaba caída y desanimada, ni en sueños me habría acercado a preguntar a una empleada. Y porque era todo, claro, una pantomima: hasta me inmiscuí en la conversación de dos desconocidas y les recomendé que se llevaran Cuando yo tenía cinco años, me maté, de Howard Buten. Mientras, en mi cabeza se desarrollaba un animado debate: cuaderno azul sí, cuaderno azul no (no dirás 'petróleo' más, nunca más). Pequeñas Carries Bradshaws gimoteaban, descalzas, frente a la voz calmada y razonable de alguien muy parecido a mi padre: ¿A que no eres capaz de llevártelo, a que no? ¿De hacer algo tan espontáneo? Por una vez en tu vida. Mira, que tienes un mal día. Estas cosas se pueden hacer en días así... Tampoco es como si fueran unos Manolo Blahnik. Pero 17,20 son casi 20; 20 es la quinta parte de 100; 100 es casi lo que cuesta el taller de fotografía... ¿Y por qué comprar un cuaderno sin haber terminado el anterior? ¿Un cuaderno para apuntar qué? ¿Para qué sirve un cuaderno?

Me aburro. Me cansa mi ruido interno, y esa quizá es la mejor razón del mundo para comprar un cuaderno y escribir en él. Pero finalmente no lo hice por eso... creo. Fue más bien una cuestión de manos y pies. Después de todas esas acciones fallidas de búsqueda y cotilleo, volví ante los cuadernos. Y una vez que lo tuve entre las manos, mis pies se encaminaron, diligentemente, hacia la caja. Había cola y aún pude hojear, distraídamente, el libro de Jorge Javier Vázquez... o simular que lo hacía. Mientras jugueteaba, temblorosa, a tentarme con la idea de echarme atrás. Poco después pagué el cuaderno, comprobé que ya eran las ocho y salí a la calle con el corazón bombeándome a todo gas.

A lo mejor una tiene que hacer este tipo de cosas para salir del dolor, el cansancio y el miedo de los días malos. O a lo mejor una tiene que contar después que lo ha hecho. Y lo ha hecho.

Después llegué al teatro y esperé a mi amigo delante de la taquilla, mientras la entrada se iba llenando de gente guapa. Con el cuaderno escondido en su bolsa de plástico, escondida a su vez en mi bolsa de tela, un poco asustada y algo menos deprimida, temí que él nunca llegaría. Que yo sería la única de toda aquella gente que se quedaría fuera. Que no sería guapa ni vería Liberto (así se llama la obra). Y a cierto nivel, no obstante, pensé que no importaba tanto no ser guapa ni que me dolieran los pies. De todos modos el cuaderno azul seguía allí dentro de su bolsa, dentro de la mía, y podría escribirlo. De todos modos, yo también estaba dentro de aquella bolsa formada por capas sucesivas de plástico comercial y algodón orgánico.

Pero me equivocaba. Bueno, no en todo. Jordi llegó como cuatro minutos antes del comienzo y yo pude unirme al resto de la gente y ser guapa. Y gozar de una función que en realidad, aunque cueste creerlo a estas alturas, constituye la principal razón de ser de esta crónica. No me equivocaba en lo de sentir consuelo por estar en el interior de la bolsa, es así y nosotras las que escribimos lo sabemos. Que una nunca está completamente fuera, en el mundo, pero tampoco completamente dentro; y en ese abismo entre el adentro y el afuera transcurre, a saltos, como decía, la vida de quien escribe. Así, medio dentro de la bolsa, medio fuera, es como vi yo Liberto.

Dirigida por Norbert Martínez, es la clausura narrativa de Gemma Brió a una vivencia personal que clava sus uñas en un fragmento de la existencia que cuesta narrar con palabras. Sintetizando, y de forma muy aséptica, la obra cuenta los quince primeros días de vida de su hijo Liberto, un bebé que como dice el programa de mano, tuvo "la mala suerte de nacer niño y no gato". Pero me parece raro, e innecesario, hacer sepsis de lo que cuesta trabajo nombrar. Así que añadiré lo que sí puede ser dicho. Que se trata de una tragedia contada con los mimbres de lo próximo y cotidiano: la frialdad de un espacio que podría ser cualquiera ("Espera... Espera..."), la presencia de unos pocos objetos cargados de simbolismo, las rupturas de la música y, finalmente y por fortuna, del humor. Qué sería de nuestra propia tragedia sin el humor... y sin la posibilidad de contarla.

Este es nuestro lenguaje, nuestro léxico. Nuestras aguas primordiales. Vayan a ver Liberto: por la dramaturgia, por la valentía, por la catarsis. Por ustedes mismos. Vayan a ver Liberto y después cuéntenlo.

Como he hecho yo.

martes, 29 de septiembre de 2015

Feliz cumpleaños, Looo-leee-taaa...

"Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita (...)"





Vladimir Nabokov, Lolita (1955-2015)

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Searching for Ballerina








Y primera... Y segunda... Y tercera... Y cuarta... Y quinta...
Y arrancamos el otoño.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Astrocaldo y la gran tormenta



Ayer conocí Biribó Teatro. Durante las próximas semanas programan Astrocaldo y la gran tormenta, un espectáculo para niños y niñas de la compañía Vaca Teatro. Dirigido por Aitana Sar, Astrocaldo nos habla del miedo en sus variadas manifestaciones. Desde el cuerpo, además, a través de la música; ¡y con katiuskas y paraguas!
Muy recomendable para quienes crean en: la necesidad de romper la dichosa barrera del teatro por edades / la importancia de la investigación como práctica escénica / la preeminencia del cuerpo / la relevancia artística de las verduras
(o en todo ello al mismo tiempo).
No está de más pasarse por allí y disfrutar además de la monada de su ambigú.

jueves, 17 de septiembre de 2015

En busca de Vivian Maier



(Self Portrait, undated)


Nadie debería perderse estos días la exposición de Bernal Espacio (Libertad 22), centrada en la fotógrafa Vivian Maier (1926-2009), personaje misterioso con una historia que merece la pena... documentada a través de más de 1.500 fotografías. Nanny, fotógrafa, obsesiva, solitaria... ¿Por qué será, como dice María Artiaga, que cuando las mujeres cogemos una cámara, la gran mayoría le damos la vuelta y apuntamos hacia nosotras mismas?
Hasta el 26 de septiembre. En Madrid.

domingo, 13 de septiembre de 2015

O la vida catalana



Now in Vienna there are ten pretty women
There's a shoulder where Death comes to cry
There's a lobby with nine hundred windows
There's a tree where the doves go to die
There's a piece that was torn from the morning,
And it hangs in the Gallery of Frost

Take this waltz, take this waltz
Take this waltz with the clamp on its jaws
I want you, I want you, I want you
On a chair with a dead magazine
In the cave at the tip of the lilly,
In some hallway where love's never been
On a bed where the moon has been sweating,
In a cry filled with footsteps and sand

Take this waltz, take this waltz
Take its broken waist in your hand

This waltz, this waltz, this waltz, this waltz
With its very own breath of brandy and Death
Dragging its tail in the sea

There's a concert hall in Vienna
Where your mouth had a thousand reviews
There's a bar where the boys have stopped talking
They've been sentenced to death by the blues
Ah, but who is it climbs to your picture
With a garland of freshly cut tears?

Take this waltz, take this waltz
Take this waltz, it's been dying for years

There's an attic where children are playing,
Where I've got to lie down with you soon,
In a dream of Hungarian lanterns,
In the mist of some sweet afternoon
And I'll see what you've chained to your sorrow,
All your sheep and your lillies of snow

Take this waltz, take this waltz
With its "I'll never forget you, you know!"

This waltz, this waltz, this waltz, this waltz
With its very own breath of brandy and Death
Dragging its tail in the sea

And I'll dance with you in Vienna
I'll be wearing a river's disguise
The hyacinth wild on my shoulder,
My mouth on the dew of your thighs
And I'll bury my soul in a scrapbook,
With the photographs there, and the moss
And I'll yield to the flood of your beauty
My cheap violin and my cross
And you'll carry me down on your dancing
To the pools that you lift on your wrist
O my love, o my love
Take this waltz, take this waltz
It's yours now. It's all that there is.


(Federico García Lorca / Leonard Cohen / Enrique Morente / Sílvia Pérez Cruz)

viernes, 11 de septiembre de 2015

Lo que yo recuerdo del 95



Recuerdo que en el verano de 1995 mi abuela viajó al norte, a su Gijón; ni ella ni ninguno de nosotros lo sabía aún, pero aquel fue su viaje de despedida.
Esto es lo único que yo recuerdo de mi año 95.

Lo que queda. Una experiencia teatral en torno a la identidad, la comunidad y el encuentro a través de la oscuridad, la narración y la ficción. De Los Bárbaros. Brainard y Perec mediante. Y no digo más. 
Ayer, hoy y mañana en DT Espacio Escénico.

jueves, 10 de septiembre de 2015

This waltz








Cuando la herida se hizo agua.


(Tamariú, el mismo mar de todos los veranos: 1982-2015)

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Don't worry, I'll only read you the good parts*


... My career probably began at the age of three, when I took up watching ant hills and protecting lady bugs. This caused a long interruption in my artistic progress, because my family read it as an interest in science, and directed me to nursing...* 


... Rockefeller Center is a highly trafficked, public space -it is crucial to this piece that the personal nature of the flags (autobiography) be presented in a public space... It is a commemoration, a celebration, a statement of affirmation...*


En el punto inmóvil del mundo en rotación. Ni carnal ni descarnado;
ni desde ni hacia; allí, en el punto inmóvil, está la danza,
ni movimiento ni detención. Y no se diga que es fijo
el lugar que reúne al pasado y al futuro.

(T.S. Eliot, Burnt Norton)


*Ree Morton (1936-1977)

sábado, 29 de agosto de 2015

Los momentos










Si quiero que nieve pongo
una lavadora de ropa blanca,
si quiero que llueva
la tiendo de ropa gris.
No es casualidad que todos
los yogures de fresa
caduquen en mi cumpleaños.
Fumo mucho para olvidarlo todo
no consigo toser siquiera.


(Ajo, Pseudobiografía, en Micropoemas, 2006)

jueves, 20 de agosto de 2015

F. o El gran amor



El hombre calvo cuyo nombre empezaba por F se agachó ante la última de las cajas, la de sus objetos más personales...

sábado, 15 de agosto de 2015

Traicionar el tipo

Podría ser el típico ratón de biblioteca, pero...


(Imagen de Apollonia Saintclair, en culturainquieta.com)

jueves, 13 de agosto de 2015

Qué imágenes. Representar el desgarro, documentar la herida



En la noche brilla tu luz.
De dónde, no lo sé.
Tan cerca parece y tan lejos.
Cómo te llamas, no lo sé.
Lo que quiera que seas:
¡luce, pequeña estrella!


(Texto según una vieja canción infantil de Irlanda... Michael Ende, Momo, 1973.
Imagen del árbol trasero del restaurante Somontes, camino de El Pardo, 1982-2015)

miércoles, 12 de agosto de 2015

agostonoesunmes


Vamos a suponer que digo verano,
escribo la palabra "colibrí",
la meto en un sobre
y la llevo colina abajo
hasta el buzón. Cuando abras
la carta te acordarás
de aquellos días y lo mucho,
muchísimo que te quiero.


(Raymond Carver, Colibrí)

domingo, 5 de julio de 2015

martes, 30 de junio de 2015

My beloved monster



My beloved monster and me
we go everywhere together...


(The Eels.
Imagen de Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END, de Paula Bonet)

martes, 23 de junio de 2015

La casa. Una casa



"He soñado que las paredes se caían. Se nos caían. Y debajo de ellas aparecían otras. Pero no eran iguales. Estaban llenas de conchas, iguales que aquellas que encontramos en el jardín..."

Uno de los proyectos más bellos en los que me he involucrado este año...
Viernes 26 a las 19,30h.
Lunes 29 a las 12h., a las 17h. y a las 19,30h.
En la RESAD.

domingo, 14 de junio de 2015

Días de Feria y rosas



Las adquisiciones de este año:
Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END, de Paula Bonnet (jugoso descubrimiento)
El año del pensamiento mágico, de Joan Didion (por fin)
Cómo aprendí a leer, de Agnès Desarthe (idem)
Gracias por la compañía, de Lorrie Moore (siempre siempre Lorrie)
y
Esto también pasará, de Milena Busquets (cortesía de Ese Ser Maravilloso / ¿Quieres ser mi Puh?)
...

lunes, 25 de mayo de 2015

El cambio: El principio



El jueves terminé de leer a Paula Vogel y tuvimos cena latina.
El viernes por la tarde me robaron el móvil.
Después de ir a comisaría a poner la denuncia acabamos en el parque Martin Luther King, bailando. Después vino la pasta con salmón y el bajón de la reflexión y también Lolita Bosch.
Y después vino ayer:
Que aún no he limpiado la casa esta semana,
Que el duplicado de la micro sim no ha llegado todavía,
Que se me ha olvidado comprar latas de bonito (o atún; pues eso) y en el Mercadona no había crackers,
Que he nadado 30 largos,
Que mañana tengo que volver a la biblioteca a lo de las nanas,
Porque hoy, aquí en Madrid, apetecía estar en la calle.
Porque después vino ayer, y después hoy, y ahora casi ya mañana:
El cambio. El comienzo del cambio
Pues eso


lunes, 11 de mayo de 2015

¿Qué decir a los niños?




Nuit d'orage (Noche de tormenta), en versión de Le Carrousel

domingo, 10 de mayo de 2015

El único secreto es preocuparse muchísimo por la cocina



No comprender algo es un fermento fenomenal para la escritura. Mis novelas daban forma a una incomprensión creciente.
La anorexia me había servido de lección de anatomía. Conocía ese cuerpo que había descompuesto. Ahora se trataba de reconstruirlo.
Por extraño que parezca, la escritura contribuyó a que así fuera. En primer lugar era un acto físico: había que superar obstáculos para sacar algo de mí.
Aquel esfuerzo constituyó una especie de tejido que luego se convirtió en un cuerpo.

(...)

Entonces el huevo se había metamorfoseado en una titánica tortilla espacial que evolucionaría por el espacio cósmico hasta el fin de los tiempos.
Sí, una autobiografía debía de ser algo así.


(Amélie Nothomb, Biografía del hambre (2006))

domingo, 3 de mayo de 2015

Julietas y Medeas (Teatro&Autoficción)


O: El 'método Nanclares'.
O: Cómo me metí yo en este lío.

"Cuerpo y escritura: para mí es problemático. Veréis. Dos años después me enamoré muy chungamente. Mi cuerpo estaba gritando de deseo y yo, aturdida, apenas daba abasto a escuchar. Adelgacé unos doce kilos ese año. Cuando empecé a recuperarme de todo aquel amor tan chungo me dio por el control -esa obsesión tan femenina-; control del cuerpo, control de la mente, control (y castigo) del deseo. Escribí el dolor: en forma de tragedia, en forma de comedia. Y de forma compulsiva empecé a contarme a mí misma (siempre, la obsesión de narrar…) lo que comía: galletas, té, zumo, dos piezas de fruta al día… (Lo poco que comía). Es muy raro cuando tu cuerpo cambia de esa manera; te miras al espejo y te has convertido en otra (¿y quién es esa otra?). En realidad controlas poco de lo que pasa, por mucho que te empeñes; pero la vida funciona a base de negarlo y creerte tu propia heroína. Mientras tanto, amenazas con desaparecer…" 

(Mi crónica para Campus Relatoras, sobre mi relación con la comida escritura... Más aquí)


(Y más info sobre el taller Julietas y Medeas (Teatro&Autoficción) aquí)

domingo, 22 de marzo de 2015

C A S A



(Imagen de Up, Pixar, 2009)

jueves, 19 de marzo de 2015

sábado, 21 de febrero de 2015

La búsqueda




Nos vamos a FETEN, a Gijón, al mar.

sábado, 31 de enero de 2015

viernes, 30 de enero de 2015

Roald Dahl: 7 tips for writers / 7 consejos para gente que escribe



1. Ten una viva imaginación.
2. Escribe bien. Con eso me refiero a que deberías ser capaz de hacer que una escena cobre vida en la mente del lector. No todo el mundo tiene esa habilidad. Es un don y o bien lo tienes, o bien no.
3. Ten resistencia. En otras palabras, deberías ser capaz de darle a lo que estás haciendo y no rendirte nunca, hora tras hora, día tras día, semana tras semana y mes tras mes.
4. Sé perfeccionista. Significa que nunca debes sentirte satisfecha con lo que escribas hasta que no lo hayas reescrito una y otra vez, haciéndolo tan bueno como sea posible.
5. Ten una fuerte auto disciplina. Trabajas sola. Nadie te está dando trabajo. Nadie te despedirá si no apareces por el trabajo, ni te echará la bronca si empiezas a vaguear.
6. Te ayudará tener un gran sentido del humor. No es esencial si escribes para adultos, pero si escribes para niños, es vital.
7.  Ten una pizca de humildad. El escritor que piensa que su trabajo es maravilloso se está buscando problemas.


(The Wonderful Story of Henry Sugar and Six More.
La traducción es mía)

jueves, 29 de enero de 2015

Mujer guisante



Cuando las mujeres oyen esas palabras, despierta y renace en ellas un recuerdo antiquísimo. Es el recuerdo de nuestro absoluto, innegable e irrevocable parentesco con el femenino salvaje, una relación que puede haberse convertido en fantasmagórica como consecuencia del olvido, haber sido enterrada por un exceso de domesticación y proscrita por la cultura circundante, o incluso haberse vuelto ininteligible. Puede que hayamos olvidado los nombres de la Mujer Salvaje, puede que ya no contestemos cuando ella nos llama por los nuestros, pero en lo más hondo de nuestro ser la conocemos, ansiamos acercarnos a ella; sabemos que nos pertenece y que nosotras le pertenecemos.



(Clarissa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos)


Quiero ser guisante
Bucear bajo las sábanas
Y contemplar tu rostro, todos los rostros 
-y los padres muertos, y los mensajes de whatsapp, y los cuencos de sopa de pescado, y las noticias de la radio, y los anuncios de idealista, y el inconsciente colectivo y todos sus arquetipos, y el pan de pasas y nueces, y la LIJ, y Una casa y todas las casas, y el vestido nuevo de flores que todavía no he estrenado, y mi anillo de, y Lola M, y la escritura terapéutica, y la otra, todas las escrituras, y el queso de cabra, y el miedo, y las horas en la piscina, y mi mochila Kanken, y el mundo que no-
desde abajo.
Mujer guisante.
Y pronunciar:
Yo no soy mala.
Yo no soy mala.
Yo no soy mala.

miércoles, 21 de enero de 2015

Hacer la vida escribiendo...



Cotidiano no es sinónimo de anodino, ya lo sabemos…
Las baldosas de la cocina.
La anciana con andador que espera al autobús debajo de la marquesina.
La extrañeza ante el primer espejo de la mañana.
La hoja atrasada del calendario.
Las verduras que sobraron de la cena.
El calentón de aquella noche de verano.
Y ese adolescente que tamborileaba con sus dedos sobre el cristal de la ventanilla del tren…

Nos hemos dado cuenta, poco a poco, de que los días están llenos de detalles que siempre habían parecido insignificantes y que ahora percibimos llenos de vida, cargados de interés.

Repletos de historias.


Este invierno Helvéticas llega a su 20ª edición. 
Esta semana arrancamos, de aniversario, con nuevas ediciones on line de nuestros clásicos de escritura Escribo, luego soy (ficción autobiográfica), Al otro lado del espejo (de la autoficcion a la ficción) y La Caja de herramientas (escritura creativa).
Y al mes que viene, con la versión presencial, en Madrid, del Escribo, luego soy.

Estamos de aniversario y queremos celebrarlo. ¿Cómo?

Pues ESCRIBIENDO.
Porque siempre hay que seguir escribiendo...

Y además, estrenamos grupo nuevo en fb: Mujeres que escriben.
Cada vez somos más y más... la comunidad de mujeres que escriben.

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