martes, 29 de septiembre de 2009

Tiempo para el feminismo

Acabo de volver de Toledo, donde he asistido a la segunda edición de la Escuela de Pensamiento Feminista "Unas y otras". El tema de este año: "El tiempo: miradas desde el feminismo. ¿Es sexista el uso del tiempo?"

Mi labor ha consistido en presentar las conclusiones del foro que se organizó previamente en Internet (http://unasyotras.com/?p=100). Pero lo más importante, como siempre, ha sido el encuentro con amigas y compañeras, antiguas y nuevas. Un lujo poder conocer a Marcela Lagarde, a quien me he encontrado después en la Librería Judía (al parecer, según me he enterado, la Librería Judía de Toledo es la primera que se abrió en España después de que la comunidad judía fuera expulsada); la conferencia de Mª Ángeles Durán, que, por lo que escuché ayer, es una de esas personas SABIAS con mayúsculas cuyo discurso siempre, siempre debe de enganchar a quien tiene la suerte de poder escucharla; poder compartir mesa redonda con Mª José Sánchez, de Ciudad de Mujeres (http://www.ciudaddemujeres.com/Matriz/Index.htm) y con Carmen Castro (http://singenerodedudas.com/ y http://www.lopersonalespolitico.com/), a quien sigo desde hace años en la red y tenía muchas ganas de conocer.

Creo que el tiempo es algo que nos preocupa; es justamente la variable que permite entender cuáles son los principales retos que nuestras sociedades deben enfrentar para hacerle justicia a los niveles de desarrollo que tanto pregonan. El reto no es otro que un cambio de modelo social, económico y político hacia un mundo más justo y sostenible, con una forma de productividad y de trabajo distinta, más acorde con los deseos y expectativas de mujeres y hombres.

Como una de las foreras dijo, el tiempo es algo transversal en nuestras vidas; nos constituye -somos tiempo- y las vertebra a través de cada uno de sus instantes. Por eso permite observar tan bien las desigualdades que todavía existen. Y por eso es una de las variables idoneas para introducir la perspectiva de género en ellas.

Mi mesa trataba de cyberfeminismo, una etiqueta con la que hasta hace muy poquito no me he identificado, pero que en realidad no se refiere sino al uso de las nuevas tecnologías de la comunicación por parte del feminismo. Esto de las etiquetas es raro, y ya sabemos que no funciona -o no debe funcionar- sino por autoadscripción voluntaria. Así que sí, soy cyberfeminista. Y cyber-muchas otras cosas, en realidad.

Ahora me siento agotada. Pero también muy feliz.

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