viernes, 28 de mayo de 2010

El coladero de las menores

Hace unos días he leído sobre el desarrollo reglamentario de la nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/medicos/decidiran/menores/pueden/abortar/solas/elpepusoc/20100525elpepisoc_3/Tes). Fue aprobada, entre las grandes polémicas habituales en este país, en el mes de marzo y entrará en vigor el próximo 5 de julio.

Como todo el mundo debe de saber a estas alturas, se trata de una Ley con mucha responsabilidad detrás, que responde a las demandas históricas de una grandísima parte del feminismo y de los movimientos de mujeres de las últimas décadas. Éstas han reclamado la necesidad de contar con una normativa que garantice el derecho de decisión de las mujeres, así como la seguridad del personal médico.

Como quizás medida más debatida, la Ley hace desaparecer una excepción de otra normativa del año 2002 acerca de la posibilidad de que menores de edad a partir de los 16 años decidan libremente sobre procedimientos médicos, con la salvedad de los tratamientos de reproducción asistida, de los ensayos clínicos y de las interrupciones voluntarias del embarazo. Ahora, con esta nueva Ley se pretendía que el último supuesto desapareciera y las mujeres de 16 y 17 años pudieran decidir libremente la interrupción de sus embarazos.

El problema es que en el transcurso del trámite parlamentario el Gobierno negoció esto último con otros grupos que se negaban a votar la norma si aparecía tal cual en el texto. No es que el hecho de negociar sea un problema, claro, de eso trata la democracia. Pero la cuestión es que el texto quedó definitivamente redactado de forma que, aunque se reconoce la libertad para decidir de las menores, existe la obligación de que el padre, la madre, el tutor o la tutora de las mismas sean informadas de la situación. Excepción a esto último: que la menor alegue riesgo de grave conflicto en caso de abortar, de recibir coacciones o violencia.

A mí ya me inquietó el hecho de que, finalmente, la libertad de las menores quede contemplada a través de un coladero en la nueva Ley -es evidente que ese supuesto excepcional puede actuar como tal-, y no sea positivamente reconocida como en principio se demandaba y pretendía.

Pero ya sabemos que los trámites parlamentarios están para algo -aunque resulta molesto que en ellos siempre salgan perdiendo las mismas personas. Lo que ahora me resulta más inquietante es el hecho de que, según el desarrollo reglamentario de la Ley, la determinación de si el riesgo aducido por la menor para no informar es razonable recae en el médico o la médica.

Para quienes vivimos en un lugar como la Comunidad de Madrid, y nos encontramos ciertamente familiarizadas con el funcionamiento de los servicios públicos de ginecología, esto último puede ser una catástrofe. Porque en la Comunidad de Madrid no objetan personas individuales, sino servicios enteros (ahora mismo la realidad es que no se practican abortos en la sanidad pública). Así que imaginemos lo que ocurrirá cuando esos/as mismos/as profesionales -porque no van a cambiar, se tratará de las mismas personas- tengan que decidir. Decidir. Pensémoslo bien. ¿Quién decide? ¿Quién decidirá?

lunes, 24 de mayo de 2010

Lecturitas World


Ayer tuve la suerte de leer y escuchar en voz alta la lectura de los relatos breves, eróticos y sorprendentes de una autora francesa llamada Bénédicte Martin. El libro se llama Warm up, por razones obvias.

¿A alguien se le había ocurrido escribir un relato utilizando la regla como motivo erótico? (Porque a mí me parece algo francamente revolucionario) Pues sí: ¡a Bénédicte Martin!

¿Alguien había pensado alguna vez que las medusas pudieran ser algo más que esos bichos viscosos que te estropean el baño en la playa? Sí: ¡también Bénédicte Martin!

Y lo hace todo con la facilidad de quien te da a entender que en realidad no es eso lo que está haciendo -o sea, narrar relatos eróticos-, sino cualquier otra cosa mucho más sencilla y banal. Premio del mes al sexo sin estridencias...

Y encima, por lo que sabemos, la propia autora es un contratópico en sí misma: modelo, dj, licenciada en filosofía... ¿Quién se arriesgaría a clasificar en categorías convencionales lo que no puede ser medido, tasado y ordenado?

Doy las gracias a Ana Cibeira por una mañana de domingo tan fresca, tan rompedora y tan placentera...

... Y también por mi último bello descubrimiento en poesía gallega: Lupe Gómez, una chica que escribe sobre "los ojos rotos de las vacas"; es la imagen más bonita que he leído en mucho tiempo (y me ha provocado un ataque serio de ruralidad, o de ver vacas al menos).

viernes, 7 de mayo de 2010

"The Tempest" (The Bridge Project, 2010)

Hace dos días conseguí, contra todo pronóstico, una entrada para The Tempest, en el Teatro Español. Dirigida por Sam Mendes, forma parte de The Bridge Project, que ha montado también As you like it y que va a estar muy pocos días en Madrid. Así que me siento muy afortunada.

Además, el montaje está muy bien. A pesar del esfuerzo que supone el inglés con subtítulos -para mis pobres cervicales, al menos-, también es un privilegio ver Shakespeare en su propia lengua. La gente estaba entusiasmada.

Tuve que leer La Tempestad para uno de mis trabajos de Doctorado, hace ya cuatro años. Se trataba de leer varias obras canónicas y después textos contemporáneos que hubieran reescrito y revisado las primeras. Así que tuve la oportunidad de trabajar muchos de los temas que aparecen en Shakespeare; y también muchos de los que Shakespeare deja entre sombras y que son los que justamente rescatan los textos postmodernos. Temas y personajes.

Salí del teatro preguntándome si sería posible representar hoy algo como La Tempestad sin tocar nada, manteniendo íntegra la obra original. Tengo serias dudas sobre ello. Creo que gran parte del acierto del teatro contemporáneo (o de la literatura, en general) está en la posibilidad de reescribir, de jugar y de reinventar nuestro legado cultural. Lo vi en la propuesta de Mendes, al menos de forma parcial; con esas imágenes iniciales y finales de Próspero, rompiendo la cuarta pared -Próspero es realmente paradigma del patriarcado, el colonialismo, el racismo, etc. Porque si no, ¿qué sentido tiene?

La obra que reescribía La Tempestad era Indigo, de Marina Warner, una novela cuyo subtítulo, Mapping the waters, ya daba idea del juego de identidades, de revisiones y de imágenes que proponía el texto. La leí en versión original -no está traducida al castellano- y fue una delicia. Básicamente, trataba de reivindicar la existencia de parte de esos otros silenciados por el texto canónico: el negro Caliban, el espíritu Ariel -en versión femenina-, la bruja Sycorax o incluso la propia Miranda, desdoblada en un juego muy interesante sobre las identidades sexuales y postcoloniales.

Como digo, de otro modo, ¿qué sentido tiene?; ¿qué sentido tenemos?

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cine feminista: "Sévigné" (Marta Balletbò-Coll, 2004)

Ayer tuvimos la última sesión del curso "Género, cine y sociedad". Vimos la película Sévigné, de la directora catalana Marta Balletbò-Coll. Me encantó.

Seguramente la de ayer era para mí la tarde perfecta para ver esta película. Para empezar, por el tema del teatro y todas sus referencias (también responsable de que últimamente la cabeza me gire a más velocidad de la normal... a este paso perderé el equilibrio y me caeré...). Para seguir, por el paisaje catalán, tan omnipresente siempre en el cine de allí -¿quién podría reprochárselo con lugares para rodar como el Montseny o prácticamente cualquiera de los rincones de la Costa Brava?- y que de alguna manera también forma parte ya de mi acervo sentimental. Para continuar, por las referencias feministas, rescatando la figura de Madame de Sévigné y narrando una historia en clara consonancia con la misma. Por la exploración de tramas como la de las relaciones entre madres e hijas (con algún tópico, hay que decir, incluido), las titánicas exigencias de un sistema (también cultural) demasiado apegado a los criterios económicos y con muy poco espacio, en el fondo, para la creación, o la de las relaciones adultas, tanto hetero como homosexuales, libres y distintas -gracias por esta nueva trama lésbica sin estridencias... otros, estrenando en estos días, me da la sensación de que podrían aprender algo.

La verdad es que cuando acabó la película y comenzamos con la discusión tuve la sensación de que mis ojos habían sido demasiado benévolos. Quizás. No todos los días puede una ser igual de crítica. A lo mejor se me compensaron unas cosas con otras. Es verdad que la película tiene algunas cosas muy obvias, muy tópicas. O que la experimentación con la cámara -según han dicho- es excesiva e innecesaria (¡pero qué hartas estamos de lo otro!). Y cierto es que el personaje del crítico teatral me plantea muchas dudas; bueno, más bien me las plantea la cuestión de cuál es la visión -crítica o no- que la directora trata de ofrecernos del mismo; y el hecho de estar interpretado por Josep Maria Pou -que me encanta, me encanta, me encanta- es sinónimo de que cualquier cosa que diga y haga resultará, no sólo verosímil, sino profundamente humana.

En fin. Que ya he decidido -después de unas cuantas, y aunque nunca me ha gustado generalizar- que me gusta mucho el cine catalán. Y también que quiero volver a ver Sévigné.

Final de curso. Tristes despedidas. Pero -esperamos todas- nuevos proyectos, muy pronto.

domingo, 2 de mayo de 2010

Weird

Está siendo un fin de semana algo especial.

Comenzó con la combinación de la felicidad (b+b= batido+burrito) en el In Dreams rodeada de amigas, de música y de alegría. Esos ratos que dan la vida, incluso cuando una llega de trabajar y tiene la cabeza en veinte millones de cosas. Qué bueno es tener proyectos y hacerlos en común.

Ayer pasé todo el día en casa escribiendo. Por fin he acabo "mi cosa" (a falta de otro nombre mejor que no acaba de ocurrírseme). 127 páginas. Con una extraña sensación de vértigo por cerrar algo que me ha tenido bastante volcada durante los últimos meses (aunque aún no está cerrada, pero creo que tengo un verdadero problema para asumir los finales...) y todo tipo de dudas/reflexiones destructivas/preguntas paralizantes que estoy tratando de quitarme de la cabeza pero ya. Sé que estoy siendo poco clara e incluso algo críptica. Pero por ahora no puedo dar más detalles, está todo aún demasiado a medias y las palabras me dan vueltas en la cabeza y el estómago. No sé qué será, será; primero tendré que releer, releer y releer, ordenar y reordenar... etc, etc...

Últimamente tengo la sensación también de que mi vida transcurre en el entrar y salir de muchos cajones distintos, y a veces tengo miedo de lo poco que encajan algunos de ellos. Eso, y el tema de las oportunidades perdidas, que junto con las hebras blancas que me descubro cada día en la cabeza, intuyo como signo de vejez.

En medio de todo ello, anoche escuché de nuevo a Mursego en concierto (casi como inauguración del LadyFest Madriz 2010). De nuevo me quedé sin palabras, porque es de esas experiencias que te hacen crecer por dentro, hasta el infinito...

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