miércoles, 29 de octubre de 2008

Desesperanza

Un nuevo crimen de la violencia sexista:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Lapidada/adultera/elpepusoc/20081029elpepisoc_2/Tes

Este, en nombre de valores religiosos, culturales e identitarios (honra, honor, pureza...) que portamos y salvaguardamos las mujeres. De asegurarse de que lo hacemos se encargan, en este caso, los "señores de la guerra".

La comunidad internacional debe escandalizarse, efectivamente, ante atrocidades como esta. Y, a ser posible, debería hacerlo previamente; a Aisha Ibrahim Dhuhulow le sirven de poco nuestras lamentaciones.

Tolerancia cero ante los señores de la guerra, ante los de la (presunta) paz, y ante todo lo que destila, ejerce y justifica forma alguna de violencia contra las mujeres. Como cada 25 de noviembre.

Saludos desesperanzados

sábado, 18 de octubre de 2008

Las heridas de la memoria

Este fin de semana siento que estamos viviendo un nuevo capítulo de nuestra historia. Baltasar Garzón acaba de abrir la primera causa contra el franquismo. Lo hace en un auto, en el que por primera vez se atribuye a Franco y a otras 34 personas la puesta en marcha de un plan de exterminio que hizo desaparecer a 114.266 hombres y mujeres, entre 1936 y 1952.

Leemos bien, aunque parezca increíble. Se habla de exterminio. Se habla de crímenes contra la humanidad. Se imputa a Franco, se imputa a los dirigentes de Falange Española durante ese período. Se autorizan un montón de exhumaciones de fosas comunes, solicitadas por asociaciones a favor de la recuperación de la memoria histórica.

Las voces más pesimistas dicen que finalmente todo quedará en agua de borrajas. Que una vez que se presenten los certificados de defunción de los dirigentes del régimen, la causa se extinguirá. Yo quiero pensar que en estos días empieza a escribirse una nueva página en nuestra historia. O en la revisión de la misma. En realidad, es una página que lleva escribiéndose mucho tiempo, gracias a todas aquellas personas que se han empeñado en repetir durante décadas que olvidar era injusto, perjudicial y además imposible.

Estoy convencida de que la historia tiene heridas. Y las tenemos las personas. Las portan, por ejemplo, las mujeres y los hombres que necesitan saber cuál es el paradero de sus antepasados y antepasadas, represaliados/as y asesinados/as por el franquismo. Las sufren quienes fueron lacerados y laceradas por el terror de la intolerancia. He oído tantas opiniones en contra: los muertos están muertos, no debemos remover la historia...

Y siguen sin convencerme. Para quienes sufren las heridas, en primera persona, la historia no es historia, porque no han podido pasar página; los muertos, y las muertas, son fantasmas. Las heridas necesitan reparación, pero para eso primero han de ser reconocidas como heridas. Nadie debería negar ese derecho. Recuerdo las palabras de William James, el filósofo pragmatista, cuando hablaba de "escuchar los gritos de los heridos"... Ante esos gritos, ¿quién tiene legitimidad para hablar de perdón y olvido?

De heridas sabe nuestra historia, como la del resto del mundo. Heridas pasadas, heridas presentes. Y heridas futuras, si no hacemos algo por curarlas. Occidente está lleno de heridas, después de las guerras y el horror del siglo XX. No creo que haga falta citar ejemplos concretos. Esas heridas, esa vergüenza y ese dolor se trasmiten y se heredan, de generación en generación, y así continuará sucediendo si no tomamos conciencia y escuchamos a quienes llevan tantos años gritando.

Así que espero, y deseo, que la causa no se extinga. Que continuemos hablando de crímenes contra la humanidad, de exterminio, de represión y desapariciones forzosas aunque ello nos ahogue, nos produzca vergüenza y nos haga mirarnos, unas/os a otras/os, con el estupor de quien se pregunta cómo continuar. Dolerá, sin duda. Pero será el primer paso para reparar y sanar todo el daño infligido, consensuado y silenciado.

Escuchemos los gritos de los heridos y las heridas, porque sólo así lograremos reconocer nuestras propias laceraciones, individuales y colectivas, y sanarlas de una vez.

Gracias a todas aquellas y a todos aquellos que estáis haciendo que esto sea posible. Gracias.

Censura, estigmas y otras enfermedades nacionales


Por si no se capta muy bien en la imagen (era más de media noche, y tuve que correr para no perder el metro), la foto corresponde al cartel publicitario de la película "Diario de una ninfómana", que se estrena en estos días.
La polémica ha estado servida porque en algunos lugares, como por ejemplo en nuestra querida Comunidad de Madrid, los carteles han sido censurados y se les ha colocado una raya negra que cruza de lado a lado (y que debería apreciarse en la foto). Nada nuevo bajo el sol; en este país lo de la censura es más viejo que la tos.
No he ido a ver la peli, y no creo que vaya. Aunque si todo esto ha servido para algo, me imagino que será para que mucha más gente vaya al cine. Aunque sólo sea por llevar la contraria. Y no me extraña; lo de la foto es algo tan burdo que, si no fuera por lo que es, daría risa.
Aunque no me río. Mi inquietud es otra. ¿Por qué nadie se ha llevado las manos a la cabeza ante el título de la película, y en cambio se esfuerzan por taparnos la imagen? Que no se me entienda mal; soy de las que opinan que las mujeres tendríamos que haber pasado mucho más tiempo a lo largo de la historia con la mano en el sitio que nos tapa la raya negra. Precisamente por eso, la palabra "ninfómana" me pone los pelos de punta. No estoy segura de si la ninfomanía sigue catalogada médicamente; desde mi punto de vista, ello sólo sirve para patologizar (y por lo tanto normativizar) y estigmatizar eso que ha merecido los empeños de la censura por los siglos de los siglos: el deseo sexual de las mujeres.
Por eso me choca que se dediquen tantos esfuerzos a taparnos la imagen, y en cambio nadie proteste por el título. Aunque no sé por qué. En el fondo, como decía, nada nuevo bajo el sol...

lunes, 13 de octubre de 2008

Otro lunes más

Hola de nuevo.

Las cosas han estado bastante moviditas por aquí toda la semana pasada. Y todo a raíz de una de mis más inocentes entradas (véanse los comentarios a la entrada anterior, 6/10/2008). Bueno, mirándolo de manera positiva, las hordas de la misoginia aguardando para opinar (y para insultarme, ya de paso, desde la comodidad del anonimato) sólo demuestran lo que siempre digo: lo mucho que todavía nos queda por luchar...

En fin, como hoy sí estoy más dada a la crítica y a la mala leche que el lunes pasado no quiero hacerme mala sangre. Respiraré hondo y recomendaré, para reírse un rato, el siguiente blog que he descubierto esta mañana, de casualidad:

http://madreidiota.blogspot.com

Lo firma una supuesta hija de Curry Valenzuela (ese portento del periodismo televisivo ultraderechista que nos deleita cada mañana en Telemadrid), y lo de menos es si es verdad o no que es quien dice ser. Divertidísimo.

lunes, 6 de octubre de 2008

Inclasificable donde l@s haya II

Hoy me siento poco inclinada a la crítica, así que sólo diré que me producen tristeza -del tipo más íntimo-, y desasosiego, las palabras de Bimba Bosé en una entrevista, ayer, a El País:

"Me gusta un hombre hecho. Y derecho. Y me gusta que me dominen" (http://www.elpais.com/articulo/ultima/gusta/dominen/elpepiult/20081005elpepiult_2/Tes).

Puede que este tipo de afirmaciones revelen muchas claves. Y puede que estas claves no sean esperanzadoras, ni agradables de oír. Pero, ¿están ahí?

Y, si es así, ¿no es la primera revolución aquella que tiene lugar contra una misma?

Saludos.

sábado, 4 de octubre de 2008

Manifiesto pre-25 de noviembre

CUÍDATE

PROTÉGETE

QUIÉRETE

COMPRÉNDETE
(y, si no es posible, sigue cuidándote, protegiéndote y queriéndote).

Porque:

- Tú eres lo primero con lo que tratas cuando te levantas por las mañanas.

- Eres lo último con lo que cuentas cuando te metes en la cama por las noches.

- Eres lo que te encuentras al otro lado del espejo siempre que miras.

- No podrás cuidar, proteger ni querer a nadie si primero no haces lo mismo contigo.

- La primera forma de amor es la del amor propio.

- Mereces ser feliz y sentir todo el placer que puedas procurarte (aunque a veces el mundo te diga lo contrario).

Puede que al principio sea difícil, pero una vez que se coge la costumbre resulta imposible prescindir de ello. Así que:

CUÍDATE

PROTÉGETE

QUIÉRETE

Y COMPRÉNDETE
(siempre que puedas; y, si no, sigue queriéndote).

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