sábado, 24 de febrero de 2024

berlín mon amour



Es la tercera vez que estamos aquí, nada ha cambiado, y ahora que hemos dejado las toallas a un lado y nos hemos quedado en bañador, y bajamos descalzas los escalones para introducirnos en el agua, y nos dejamos caer suavemente, ahora, nos sonreímos. Es una sensación maravillosa sumergirse en este caldo caliente y no tener que seguir cargando con el peso del propio cuerpo. Nos desplazamos a través del fluido, parsimoniosas como vacas marinas, no queremos que cambie nada, ni a mejor, ni a peor, simplemente queremos seguir volviendo a esta terma. Circunnavegamos a lo largo de los bordes redondeados de la piscina, luego nos acercamos a los chorros de burbujas, ronroneamos de placer cuando el chorro a presión masajea nuestras castigadas cervicales, las lumbares, las corvas. El comienzo es siempre lo mejor, cuando todavía no nos hemos acostumbrado, y luego el gozoso reconocimiento. Continuamos braceando y salimos a la parte exterior, flanqueada por una pesada cortina de plástico color lechoso, donde sentimos de forma abrupta el aire límpido y helado. La niebla flota sobre la superficie del agua, atravesada por las cabezas esquemáticas y majestuosas de los jubilados de Brandemburgo [...].


Marzahn, mon amour (Katja Oskamp, 2019)

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