lunes, 21 de diciembre de 2020

Practicando el invierno



Hoguera de libros, dijo Ola, yo comprendía esa necesidad, arrojar todo lo que no te gustaba y no querías conservar, todas las inmundicias de la vida a la hoguera, y luego empezar de nuevo.
Qué idea tan fantástica. Arrastrar toda mi ropa, todos mis libros y todos mis discos al parque, apilarlo todo en medio de la hierba, completarlo con la cama y el escritorio, la máquina de escribir, los diarios, y todas esas malditas cartas que había recibido, en resumen, todo lo que me traía el más minúsculo recuerdo a la hoguera. Ah, ver las llamas lamiendo el oscuro cielo de la noche, los vecinos agolpados en las ventanas, qué está pasando, ah, es ese joven vecino que está limpiando su vida, quiere empezar de nuevo, y hace bien, yo también quiero hacerlo.
Y de repente hoguera tras hoguera, toda Bergen llameando en la noche, helicópteros con cámaras de la televisión sobrevolándolo todo, reporteros que dicen con voz dramática: Bergen se está quemando esta noche, ¿qué está pasando? Parece que ellos mismos son los incendiarios.


Tiene que llover (Karl Ove Knausgård, 2010)



Solsticio.

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