jueves, 19 de septiembre de 2019

Leer (o no)



Algunos veranos leo mucho, y algunos veranos no leo nada. Este año me piqué conmigo misma y empecé a anotar títulos y después a tacharlos, en mi agenda, a medida que iba leyendo. Y así es como devoré todo esto:

Así es la vida. Respuestas filosóficas y divertidas a preguntas de niñas y niños, de Tomi Ungerer
Tiempos de swing, de Zadie Smith
El nudo materno, de Jane Lazarre
La cosa perdida, de Shaun Tan. ÁLBUM ILUSTRADO
El árbol rojo, de Shaun Tan. ÁLBUM ILUSTRADO
El pez rojo, de Taeeun Yoo. ÁLBUM ILUSTRADO
Sombras, de Suzy Lee. ÁLBUM ILUSTRADO
Espejos, de Suzy Lee. ÁLBUM ILUSTRADO
Una niña, de Carlos Grassa Toro y Pep Carrió. ÁLBUM ILUSTRADO
Conversaciones entre amigos, de Sally Rooney
Marcelín, de Sempé
Leer o no leer, de Virginia Woolf
Piruetas, de Tillie Walden. CÓMIC
Historia de España contada a las niñas, de María Bastarós
Érase una voz. El primer libro del bebé, de Beatriz Sanjuan
Las niñas buenas no van al Polo Sur: Relato de la primera mujer en el Polo Sur, de Liv Arnesen
La Señora Meier y el mirlo, de Wolf Erlbruch. ÁLBUM ILUSTRADO
La Señora Dalloway, de Virginia Woolf
Aquel verano, de Mariko y Jillian Tamaki. CÓMIC
Manifiesto SCUM, de Valerie Solanas
En el laberinto de la palabra. Guía de viaje, de Arianna Squilloni.
Caliban y la bruja: Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, de Silvia Federici
Patria, de Fernando Aramburu
Teoría King-Kong, de Virginie Despentes
Los cuerpos que importan en Judith Butler, de Silvia López (aún inconcluso)

La imagen es de la primera ratatouille de este otoño... Otro loco collage:)

*

Es cierto que no obtenemos absolutamente nada de la lectura aparte del placer; es cierto que el más sabio entre nosotros es incapaz de decir en qué consiste tal placer. Pero ese placer –aunque sea misterioso, desconocido e inútil– es suficiente. Ese placer es tan curioso, tan complejo, tan inmensamente fecundo para la mente de cualquiera que lo disfrute y tan copioso en sus efectos que no resultaría en absoluto sorprendente descubrir el día del juicio, cuando los secretos se revelen y lo oscuro se haga claro, que la razón por la que hemos pasado de ser cerdos a hombres y mujeres, por la que hemos salido de las cuevas y soltado los arcos y las flechas, por la que nos hemos sentado alrededor del fuego para charlar, beber y pasarlo bien, por la que hemos dado a los pobres y ayudado a los enfermos, por la que hemos construido casas y aceras, y por la que hemos levantado algún tipo de refugio y sociedad sobre la tierra yerma no es otra sino esta: hemos amado la lectura.


Virginia Woolf (Leer o no leer)

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