martes, 2 de febrero de 2010

Instrucciones para una tarde de depresión profunda

1º Sobremesa viendo Opening Night, de John Casavettes; muy buena, realmente muy buena. Gena Rowlands soberbia. Me ha encantado la escena de la bofetada (aunque en realidad no tengo muy claro si la intención de esa escena es la que yo he creído ver... o justamente la contraria). Pero qué duro es el teatro... y siempre llueve y el asfalto es gris. Primer paso para la depresión.

2º Vago y considerablemente fallido intento de leer a Habermas. Sobre su propuesta de democracia deliberativa. No he superado los sesenta minutos, creo (y sé que he mejorado, en dos o tres años). Pero, ¿por qué tiene que ser tan aburrido? ¿No existe una manera más sencilla, directa y amena de explicar lo que defiende? (Espero, por el bien de mi tesis, que sí la haya).

3º Comienzo a leer Monólogo necesario para la extinción de Nubila Wahlheim y extinción, de Angélica Liddell. Cien páginas de explicación traumática, torturada y autodestructiva del porqué de la obra propiamente dicha (que son unas veinte más), más un epílogo breve. De todas formas, sólo he leído las quince primeras. Y no estoy segura, y lo digo con cautela, de poder acabar con las cien. Uf. Al borde del precipicio. De cómo la autodestrucción puede volverse destrucción.

Soy un genio con las mezclas. Y debo de estar completamente loca.

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