miércoles, 17 de febrero de 2010

Esta semana

Esta semana voy a hacer, por una vez, propaganda corporativa. De todas formas, no voy a lucrarme con ello, así que no es tan grave. Acabo de terminar mi primer taller de escritura feminista con Helvéticas Escuela de Escritoras. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida (quienes me leen o me escuchan saben que no soy dada a este tipo de afirmaciones).

Pues lo ha sido. Se llamaba Escribo, luego soy. Se supone que se trataba de lograr un mayor empoderamiento a través de la escritura, en principio planteada de forma autobiográfica como puente hacia la ficción. Parecía bonito pero no me imaginaba ni la mitad. Me siento afortunada, porque creo que he participado en el primer taller que se organizaba. Ahora hay otro en preparación, para el mes que viene.

Es verdad. La escritura genera empoderamiento. Los talleres generan empoderamiento (me imagino que no todos, pero éste, feminista, sí lo hace), porque te dan la oportunidad de compartir lectura y de compartir escritura. Cuando una escribe, a veces, corre el riesgo de convertirse en una loba demasiado solitaria; por eso la experiencia colectiva es tan valiosa. La literatura no puede quedarse fuera de eso que tan bien han demostrado los movimientos de mujeres, porque la literatura trata de lo mismo que trata la vida: "del placer, del miedo; de la resistencia y de la lucha, individual y colectiva, en la búsqueda de ese placer" (y, quizás en el colmo de la vanidad, estoy autocitándome en uno de los últimos ejercicios del taller).

Agradezco enormemente el estímulo de estos meses. Y recomiendo de todo corazón la experiencia. Ha habido momentos duros e incluso dolorosos; pero merece la pena, siempre merece la pena.

De todos los textos resultantes hay dos que colgaré aquí. Lo haré a partir de mañana. El primero fue uno de los primeros ejercicios del taller, en el que se trataba de indagar en nuestra relación con los libros. El segundo debería haber sido un poema, basado en otro de Wislawa Szymborska (aunque no me atrevo a llamarlo poema; la poesía no es ciertamente un ámbito en el que me mueva con demasiada soltura...). Así que una reflexión sobre libros y un pseudopoema. A partir de mañana.

¡Gracias Helvéticas!

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