domingo, 31 de diciembre de 2017

Apegos feroces



El marido de Dorothy y yo nos quedamos mirándola boquiabiertos. Antes de que él pudiese detenerla, se inclinó hacia mí y me susurró:
-Nunca te quiso. Nunca quiso a nadie.
A la mañana siguiente me di cuenta de que, aunque yo no había dicho "Eso es ridículo" antes de humillar a Davey, Dorothy sí había oído las palabras. La madre que habitaba en ella había oído a la que habitaba en mí.

*

Estamos calladas. Porque estamos calladas, resulta más difícil eludir el ruido de la calle. Me recuerda que no estamos en el Bronx, que estamos en Manhattan: para las dos, el viaje ha sido más que una serie de paradas de metro. Y aun así, esta noche, este salón se parece tanto a aquel otro, y la luz, la tenue luz de verano, parece de pronto una versión empañada de aquella otra luz pálida, la que nos bañaba en la entrada.
Mi madre rompe el silencio. Con una voz sorprendentemente libre de emoción -una voz distanciada, curiosa, que solo desea recabar información-, me pregunta:
-¿Por qué no te vas ya? ¿Por qué no te apartas de mi vida? No voy a detenerte.
Veo la luz, oigo la calle. La mitad de mí está dentro; la otra mitad, fuera.
-Ya sé que no, mamá.


(Vivian Gornik, Apegos feroces)


Y así acaba 2017.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Helvéticas: Talleres de invierno



En enero comenzamos edición de invierno de los talleres de Helvéticas; mi proyecto personal y profesional de formación en escritura. Primero fui alumna, después profe, y desde hace casi dos años soy también la coordinadora de la Escuela (co-coordinadora, mejor dicho...).

He crecido en Helvéticas; sus talleres Escribo, luego soy y Al otro lado del espejo desencadenaron los primeros cambios que me han conducido hasta donde estoy ahora; no es un sitio mejor que el de nadie, pero sí es único porque es el mío.

Gracias a Helvéticas y a Silvia Nanclares (que impartía entonces las clases) yo empecé a visualizar todo lo que había en mí de único y especial; esas pequeñas perlas que anidan en los rincones de cada vida cotidiana. 

Ahora soy yo quien trata de pasar el legado; de trasmitir la llama a quienes pican en nuestra puerta.

En enero ofertamos grupos de todos nuestros talleres: escritura autobiográfica, creación de personajes, dramaturgia, autoficción... Y también plazas en El cuarto de escribir, una opción de aprendizaje individual y personalizado. Además continuamos con las Doulas, un servicio de acompañamiento en proyectos de escritura.

Para mí Helvéticas es como un sueño: un proyecto que me permite unificar dos grandes pasiones que son la escritura y la enseñanza. Me ha llevado mucho tiempo identificarlas, por eso ahora persevero en ellas como un verdadero acto de resistencia. 

En Helvéticas he aprendido que no es suficiente con adorar el canon, hay que remangarse bien y sumergirse en el barro hasta las rodillas. Ensuciarse y chapotear. Incendiar el castillo con sus señorES feudalES dentro. Por eso no basta con leer. La escritura (más que la lectura, por sí sola) nos enciende la chispa y las ganas. No de repetir como loros, no de aprender fechas y coleccionar títulos. De construirnos UNA CASA NUEVA Y PROPIA, y quedarnos a vivir en ella. 




martes, 26 de diciembre de 2017

Noruega por San Esteban

Ayer volví a ver esto:


Hjem til jul, de Bent Hamer (que aquí tradujeron como A casa por Navidad); rima con mi regalo de Papá Nöel:



preparado para galletas de especias, que hornearé en estos días, y mitones granates para no pasar frío escribiendo (estos, creo que los estrenaré hoy mismo...).
La Navidad es tan apasionante como agotadora; en las mismas proporciones.
Este 26 de diciembre, San Esteban, yo celebro que estoy escribiendo en el sofá de casa, en lugar de perdiendo tiempo y energía en ningún sótano extraño y frío.
Tengo que pedir hora para el dentista, y dentro de un rato llevar mi móvil a que le revisen la batería y hacer algo de compra para la semana; también celebro todo esto, y hasta la olla de caldo que está cociéndose en la cocina. Celebro mis zapatillas de estar en casa, rojas y nórdicas, la luz y el ritmo pausado y silencioso, noruego, que han quedado en casa...

Ah, y Bo ha vuelto:


Esto también lo celebro.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Si algo puede salir bien, saldrá bien...*



Esperando la Navidad.


(Mensaje de promoción de Envialia, y anti Ley de Murphy)

viernes, 22 de diciembre de 2017

jueves, 21 de diciembre de 2017

Objetos



(...)

En la parte trasera de mi casa, ante la claridad que trasluce la puerta corredera de cristal, puedo mirar el porche. En el porche hay margaritas y suculentas sembradas en macetas de barro rojo. Una de las macetas está vacía. Es poco profunda, pero ancha, y está llena de agua, como una pila para que los pájaros se bañen en ella.

Mi gata suele adormecerse encima de la jardinera de la ventana. Su barbilla gris está empolvada con la pelusa iridiscente de las alas de mariposa. Si doy un golpe suave en el cristal, la gata no levanta la mirada.

El sonido que hago no es una señal para la comida.

De niña, me escapaba por las noches. Me estrechaba a los setos y me fundía con las sombras de los árboles. Iba a un solar en construcción que había cerca del lago. Cogía la cuba de una hormigonera, la arrastraba hasta la orilla y me sentaba dentro, como si fuera el platillo de una taza. Con la ayuda de un remo robado la empujaba hacia el agua y me pasaba horas flotando, sin oír ruido alguno. 

La pila para pájaros tiene la misma forma que aquella cuba.

(...)


(En la bañera, de Amy Hempel; imagen de Milagros Caturla, un descubrimiento de hoy gracias a Fotografía a Catalunya)

martes, 19 de diciembre de 2017

Una altra tardor



Un pedacito del Montseny; un regalo inesperado, ayer.
Imagen de Anna Lorita: gracias, gracias, gracias...

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