jueves, 4 de julio de 2019

El amor está en los dedos



Esos casos existían, sí, había bebés adaptables, niños hermosos y sedentarios que se quedaban tranquilamente en el mismo lugar durante horas y que no se interesaban por la taza de café sobre la mesa ni por los hornillos de la cocina. Eran criaturas raras que dormían de un tirón desde las tres semanas de vida, y que experimentaban la dentición sin dolor, en fin, eran como esos conejos que salen de la chistera, y muy poco comunes, pero haberlos, los había. Yo los conocía.

Jane Lazarre, El nudo materno (1976)



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