martes, 22 de febrero de 2011

Bailo


Esta tarde he estado bailando con una golem a la que yo acababa de dar vida. No llevaba zapatillas rojas en los pies, aunque me hubiera gustado.

Como la niña del cuento, bailo, y bailo, y bailo. Todos los días. A veces no se nota. Y a veces sí. Pero, se note o no, el baile, mi baile, nunca cesa. Bailo cuando escribo; sola o acompañada. Bailo cuando actúo. Bailo cuando estiro los brazos sobre la cabeza. Cuando como. Cuando duermo. Y cuando bebo, el vino me baila en los ojos, y después me recorre, también bailando, todo el cuerpo.

Así que, pensándolo bien, sí llevo las zapatillas rojas. Escondidas, bien dentro. De vez en cuando asoman un trocito de cinta o de raso, rápidamente, por algún resquicio de mi piel. Sólo que, a diferencia del cuento, nadie me convencerá para quitármelas. Las zapatillas no son (ni eran) un castigo a la soberbia o a la vanidad; eran (y son) el símbolo de la libertad y el movimiento que sale del cuerpo.

Bailo cuando escribo
Bailo cuando aprendo
Cuando escucho
Cuando me río
Y cuando lloro
Bailo...

2 comentarios:

P MPilaR dijo...

Volar como si caigo.
Soñar, como durmiendo.
Cantar, lo que no alcanzo.
Hablar, sin pretenderlo.
Oir, lo que otros callan.
Callar, por si me muero...
Que no! Que estoy pensando
y hago como que siento....

(Me encanta tu cortica divagación 'bailonga'

L. dijo...

gracias!jaja
Y a mí la tuya
Bss!

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