martes, 3 de junio de 2008

Deseo

Probablemente ver una película americana (exceptuando alguna pequeña perla) sea el peor motivo entre los posibles para escribir nada que quiera tener un poco de profundidad. Probablemente "Asesinato en 8 mm.", protagonizada por Nicholas Cage, y que pusieron el último domingo en la tele (motivo por el cual me acosté bastante más tarde de lo que habría querido), no lo merezca.

No sé. Puede que mi cabeza sólo necesitara una excusa para dentrarse en los oscuros razonamientos en los que me sumí mientras veía la película, y durante algún tiempo después (también es por eso que dormí muy poco).

Para quien no lo sepa, "Asesinato en 8 mm.", que ni siquiera recuerdo quién dirige, trata sobre un detective privado (Nicholas Cage) que investiga sobre una perturbadora cinta de vídeo que aparece entre las pertenencias de un multimillonario, cuando este muere, y en la que aparece una chica que llevaba años desaparecida. En realidad, el tema es el de las grabaciones de snuff movie, que estuvo bastante de moda hace unos años, cuando Alejandro Amenábar estrenó "Tesis" en nuestro país; sobre todo, porque para mucha gente fue la primera noticia de algo que seguramente parecía inimaginable (yo tenía doce años entonces, y ni siquiera me dejaron ir a ver la película al cine).

No sé si "Asesinato en 8 mm." merece la pena o no. Probablemente sea una película americana más. Pero llevo dos días dándole vueltas al tema de la pornografía, al de los roles femeninos en ella (y no sólo en ella), y a las implicaciones de todo esto. Seguramente esta entrada va a resultar muy confusa; es lo que sucede cuando me pongo a escribir sin tener muy claras las cosas. Pero hoy necesito escribir.

¿Existen formas de deseo no patriarcal? Esa es la pregunta que comenzó a rondarme en torno a la media noche del domingo, y que me planteaba aún ayer por la mañana. Sé que no es muy optimista. Entre las imágenes violentas y muy violentas a las que el cine y la tele nos tiene acostumbradas y acostumbrados, violentas hacia las mujeres, quiero decir, las que tienen que ver con el snuff -digo, tienen que ver, porque sólo se trata de señuelos cinematográficos, nunca he visto (y espero no hacerlo) cintas originales- se llevan la palma. Nos espanta, nos horroriza, nos hace abominar... ¿y nos fascina? Amenábar lo planteaba en su película: ¿hay que darle al público lo que el público quiere? Y, sobre todo, ¿por qué quiere eso el público? ¿Por qué no podemos dejar de mirar la pantalla?

Lo cierto es que el movimiento feminista asistió, en torno a los años 70-80, a un debate en torno a la pornografía que resulta de aplicación en este caso. Sé que no se trata de lo mismo, y que las snuff, afortunadamente, son ilegales, pero de todas formas encuentro parelelismos por el tema del deseo. ¿Qué posición ocupan las mujeres en la pornografía? ¿Somos sujetos, somos objetos? Y, si usualmente nos limitamos a ser objetos, ¿forma ello parte de un juego, es todo un simulacro? ¿Cuál es el precio del simulacro?

Puede que lo que planteo parezca monstruoso, pero sólo trato de asomarme a algunos misterios que no dejan de asaltarme. El papel de la mujer-objeto, del que tanto se ha hablado, tiene resonancias que van más allá del rol de la mujer-florero. Y que tienen que ver con el sexo, y por tanto, con el deseo.

Para quien haya seguido este blog, no será ningún descubrimiento mi más profunda condena hacia cualquier forma de violencia contra la mujer. Quizás por eso me revolvían especialmente las imágenes de la película; me planteo hasta qué punto pueda yo, o podamos todos y todas, en general, ser responsables de tener una concepción del deseo que genera tantos monstruos.

¿Qué hacemos con las prácticas de sadomasoquismo, por ejemplo? Probablemente yo sea ignorante de muchas cosas. Me gustaría que alguien que supiera sobre el tema me hiciera algún comentario. ¿Cómo compatibilizamos la visión de aquello que deseamos -de aquellos y aquellas que deseamos, mejor dicho-, y de la forma en que lo deseamos, con el rechazo de lo que nos repugna?

¿Hasta dónde llegan las redes del patriarcado? Todavía estoy buceando, en busca de formas de relación y de intimidad en las que esas redes puedan ser desafiadas y aniquiladas. No quiero, me niego a renegar del deseo, y al mismo tiempo me inquieta la conciencia de los monstruos que ese deseo pueda generar. Me gustaría ser más optimista, pero la verdad es que hoy me siento exactamente tal y como estas palabras muestran: ahogada e impotente.

3 comentarios:

Bacigalupe dijo...

«Hardcore: un Mundo oculto», de Paul Schrader (1979), una pelicula para seguir recorriendo los caminos de Eros y Tánatos

Bacigalupe dijo...

Ah! y se me olvido comentar que no estoy en absoluto de acuerdo respecto a tu observación acerca del cine americano.
:)

L. dijo...

Intentaré hacerme con esa peli, "Hardcore".
Sí, maticé muy poco mi opinión sobre el cine americano... desde luego que hay películas que me gustan. Pero creo que hay mucha, muchísima basura... aunque no cabe duda de que saben cómo venderla.

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