domingo, 13 de julio de 2014

... Querida

Estoy sentada en un banco, en la Plaza del Diamant. Es 13 de julio. Cerca de las cuatro de la tarde (no estoy segura de la hora porque ayer me robaron el móvil). A mi alrededor las casas, no muy altas, parecen cajitas de galletas. Me gustan las casas. También me rodean las moscas. Y estoy descalza.

Desde aquí puedo ver los cambios, desde aquí puedo contarlos.

Hace un rato el niño pakistaní de la tienda de al lado lanzó su juguete tan alto que lo enganchó en las ramas del árbol que está sobre mí. Después el padre fue a buscar dos pelotas de tenis y lo hizo bajar a pelotazos. Quizá por eso, quizá no, un pájaro cagó dos veces sobre mi cabeza.

Una niña muy pequeña, con un vestido amarillo, trató de entrar en el corral de los columpios.

Ha pasado una familia blanca con una niña negra, muy gorda, vestida del mismo color que mi camiseta.

Desde aquí lo veo todo.

Esta mañana al levantarme para ayudar a mi compañera de piso, sentí que habían caído algunas manzanas. Desayuné zumo, fruta y también galletas con Nutella. Ahora me planteo saltarme la comida. Día de silencio. Cenaré ya en la estación.

Me gustaría dar un paseo. Ver los confines de Gracia. Antes de regresar al piso, a la seguridad de mi ordenador.

Pero siento algo de sed.

He comprado una hogaza de pan payés a un precio astronómico (es domingo en Barcelona). Y dos fuets extra del paki. Para la cena de mañana.

Desde aquí veo a la gente comiendo helados. Haciendo fotografías. El sol avanzando hacia una de las cajitas de galletas.

Hago recuento de proyectos. Vuelvo la vista atrás. Recuerdo. Algunas manzanas han caído. El cuaderno rojo pasa ya de la mitad.
Desde aquí lo veo todo y desde aquí lo cuento.
Mañana será otra cosa.


...En cualquier caso está bien, da igual; eres escritora.

1 comentario:

Juan Ignacio dijo...

Hace muchos años llegué a la Plaça del Diamant al salir del metro de Lesseps camino del cine. Me senté un rato y medité... no me gustaba estar haciendo la mili y me quedaba mucha.

Más adelante me compré el libro de Mercé Rodoreda, la había visto en una entrevista con Joaquín Soler Serrano, entonces en TVE se entrevistaba durante una hora o más a personas como Jorge Luis Borges, Cortázar, Carpentier, Dalí...

Terminó mi mili y volví a Madrid, poco después vi la serie en televisión en que Silvia Munt inmortalizó a Colometa y Lluis Homar a Quimet... Recuerdos.

Un abrazo.

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