domingo, 12 de mayo de 2013

Virginia hipster



Miércoles, 30 de junio [de 1926]

Hoy es el último día de junio y me encuentro sumida en negra desesperación porque Clive se rió de mi sombrero nuevo. Vita me compadeció y yo me hundí en las profundidades de la tristeza. Esto sucedió en casa de Clive anoche después de estar en la de los Sitwell con Vita. Oh, Dios, yo llevaba el sombrero sin pensar en si era bueno o malo. Había sido todo muy vistoso y fácil; había visto allí a un hombre con el pelo trenzado y a otro con largas lenguas rojas en el ojal, y había estado sentada al lado de Vita riendo y criticando. Cuando salimos eran solo las 10:30 de una noche suave y estrellada; yo me había negado a ir a casa de los Colefax; era demasiado pronto para que ella se retirara. Así que dijo: "¿Vamos a ver a Clive y le recogemos?". Y yo estaba entonces tan alegre, atravesando el parque en coche, viendo a la gente pasar rápidamente ante nosotros.También vimos todas las casas de Mayfair y finalmente llegamos a Gordon Square y allí estaba Nessa, andando airosamente en la oscuridad, con su discreto sombrero negro. Así que hablamos animadamente. Dijo que Duncan estaba tomando un sándwich en el pub; luego vino él, llevando un huevo en la mano. Vámonos todos a casa de Clive, dije, y ellos aceptaron. Bueno, cuando estábamos todos sentados hablando Clive dijo de pronto, o más bien vociferó: ¡qué sombrero tan asombroso llevas! Luego me preguntó dónde lo había comprado. Fingí que era un misterio, traté de cambiar de conversación, pero no me lo permitieron y me dieron caza entre todos, como a una liebre; nunca me había sentido más humillada. Clive dijo: ¿lo eligió Mary? No. Todd, dijo Vita. ¿Y el vestido? Todd, por supuesto. Después de eso me vi obligada a continuar como si no hubiera ocurrido nada terrible; pero me resultaba muy forzado y extraño y humillante. Así que hablé y reí demasiado. Duncan, remilgado y ácido como siempre, me dijo que era completamente imposible hacer nada con un sombrero como ese. Y yo bromeé acerca de la fiesta de los Squire. Y Leonard se quedó callado, y yo salí profundamente mortificada, tan desdichada como en los peores momentos de estos diez años; y le di vueltas y vueltas en sueños toda la noche; y el día de hoy está estropeado.


(Virginia Woolf, Diarios 1925-1930)

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