lunes, 25 de julio de 2011

Dogme 95

"Juro someterme a las siguientes reglas redactadas y confirmadas por DOGME 95:

1. Los rodajes tienen que llevarse a cabo en lugares naturales. No se puede decorar ni crear un "set". Si un artículo u objeto es necesario para el desarrollo de la historia, se debe buscar una localización donde estén los objetos necesarios.

2. El sonido no puede ser mezclado separadamente de las imágenes o viceversa (la música no debe ser usada, a menos que esta sea grabada en el mismo lugar donde la escena está siendo rodada).

3. Se rodará cámara en mano. Cualquier movimiento o inmovilidad debido a la mano está permitido. (La película no debe tener lugar donde esté la cámara, el rodaje debe tener lugar donde la película tiene lugar).

4. La película tiene que ser en colores. Luz especial o artificial no está permitida (si la luz no alcanza para rodar una determinada escena, ésta debe ser eliminada o, en rigor, se le puede enchufar un foco simple a la cámara).

5. Se prohíben los efectos ópticos y los filtros.

6. La película no puede tener una acción o desarrollo superficial (no pueden haber armas ni pueden ocurrir crímenes en la historia).

7. Se prohíbe la alineación temporal o espacial. (Esto es para corroborar que la película tiene lugar aquí y ahora).

8. No se aceptan películas de género.

9. El formato de la película debe ser de 35 mm.

10. El director no debe aparecer en los títulos de crédito.

Desde ahora en adelante prometo como director no ejercer ningún tipo de gusto personal. Ya no soy un artista. Desde ahora en adelante prometo no crear una "obra", ya que considero que el instante y el ahora son más importantes que todo el producto. Mi meta absoluta es forzar la verdad de mis personajes. Prometo hacerlo a toda costa dentro de mis posibilidades y a costa de cualquier buen gusto estético.

Es por ello que hago mi VOTO DE CASTIDAD

Copenhague, Lunes 13 de marzo de 1995

En nombre del DOGME 95

Lars von Trier - Thomas Vinterberg"



¿Y esto? Hace unos días vi Celebración por primera vez. Y cuando tenía diecisiete (más o menos) vi El proyecto de la Bruja de Blair (y pasé mucho miedo); entonces no sabía nada del Dogma 95. La verdad es que me ha dado qué pensar. Hace un par de semanas vi también Cuando un hombre vuelve a casa, de Vinterberg; viéndola te das cuenta de que las aspiraciones del Dogma han sido bastante efímeras y de que la cosa quedó finalmente en agua de borrajas. Pero pienso. Voto de castidad. Al margen de lo cómico que resulte, me lleva a las pretensiones naturalistas del teatro de comienzos del siglo XX. Siempre me da la sensación de que el empeño desmedido en la figuración da como resultado un artificio aún mayor. Y está bien, no pasa nada. ¿Qué tiene de malo reconocer que detrás de la cámara, de la escena o de la página escrita hay un ser humano que come, folla, llora y ríe?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ni el mismo Von Triers sigue ya sus propias normas. En cuanto le llegó la fama se olvidó de ellas por no hablar del fanatismo religioso que destila en sus películas, llenas de la resignación católica al destino divino. Detras de las cámaras hay gente normal pero para ver eso no hace falta ir al cine. El cine es arte y expresión.

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