sábado, 30 de junio de 2018

Alfabeto



Después de ducharme, mientras me vestía, F apareció en la habitación. Él madrugaba para salir a pasear antes de que se echara el calor, y en aquel momento su beso ya olía a la fruta del mejunje –avena, zumo, plátano, manzana…– que se preparaba para desayunar.
–He soñado toda la noche con G –conté–. Estábamos en algún tipo de evento familiar…
F farfulló un sonido, de nuevo, parecido al Demogorgon. Y regresó a sus gachas.
Yo me giré para buscar mis playeras grises al otro lado de la cama. Y entonces me di cuenta de que G seguía allí.
¿Por qué has vuelto?, le pregunté...

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