viernes, 31 de julio de 2020

Familien




und Herr Felix.


"Reconozco que soy bastante bajito", dijo entonces Esterhazy. "Pero no sé, podrías casarte conmigo a pesar de todo".
"Desde luego que sí, tontorrón", dijo Mimi, feliz perdida.


Esterhazy. Historia de un lebratito (Hans Magnus Enzensberger, Irene Dische y Michael Sowa, 2009)

martes, 28 de julio de 2020

Lectura ASSITEJ




A pesar de los pesares de esta primavera, ya está disponible para su lectura on line y gratuita 
Yuju!

domingo, 26 de julio de 2020

viernes, 24 de julio de 2020

jueves, 23 de julio de 2020

Escribir teatro para niñas y niños, mañana




Esta tarde.


Edito, y comparto vídeo completo:


miércoles, 22 de julio de 2020

Decadencia vacacional




Camino de las aguas – julio 2020

sábado, 18 de julio de 2020

jueves, 16 de julio de 2020

domingo, 12 de julio de 2020

viernes, 10 de julio de 2020

martes, 7 de julio de 2020

Ornitorrinco




El ornitorrinco fue descubierto por primera vez por los europeos en 1798 –suponemos que la ornitorrinca se descubrió en la misma fecha, aunque nunca se la haya mencionado-. Cuando el capitán John Hunter, segundo gobernador de Nueva Gales del Sur, envió un bosquejo y la piel de un ejemplar a Gran Bretaña, los científicos creyeron encontrarse ante una broma creada por algún taxidermista asiático –y a estos señores tan inteligentes no les gustaban ni las falsificaciones ni las tomaduras de pelo-. Ante ellos tenía un ejemplar con pico y aletas similares a las de un pato y con cuerpo y cola parecidos a los de un castor. George Shaw, que en 1799 hizo la primera descripción del ornitorrinco en la revista Naturalist’s Miscellany, afirmó que era imposible no haber mostrado dudas sobre su autenticidad -¿no nos suena que, para justificar su cortedad de miras, quienes tienen el poder se pregunten retóricamente quién no hubiera hecho lo mismo en esa situación?- Pero no solo la inusual apariencia de este animal desconcertó a los científicos; además, se trataba de un mamífero que ponía huevos -¿WTF?-. Este hecho tuvo dividida a la comunidad científica hasta 1884, cuando W. H. Caldwell fue enviado a Australia, donde, después de una intensa investigación ayudado por un equipo de 150 personas, consiguió encontrar algunos huevos. Estos, en su desarrollo, se asemejan a los de los reptiles. Así se inventaba en el siglo XIX un mito respecto al ornitorrinco que todavía perdura: se trataba de seres “inferiores” o casi reptilianos –qué raro que se etiquete como “inferior” aquello que es diferente a la norma o desafía sus categorías ¿verdad?-. Más de un siglo después, en 2004, investigaciones de la Universidad Nacional de Australia descubrieron que el ornitorrinco tiene diez cromosomas sexuales, en contraste con los dos (XY) de la mayoría de los mamíferos. A pesar de que se les da la designación XY de los mamíferos, los cromosomas sexuales del ornitorrinco son más similares a los cromosomas sexuales ZZ/ZW de las aves. Dado que carece del gen SRY que determina el sexo en los mamíferos, todavía no se conoce el proceso de determinación del sexo del ornitorrinco –en este punto creemos que el ornitorrinco es claramente Queer y coautora junto a Judith Butler de El género en disputa; en cuanto al resto de combinaciones alfabéticas y genómicas manifestamos nuestra más absoluta ignorancia- . El 8 de mayo del 2008 se publicó una versión preliminar de su secuencia genómica en la revista Nature, que mostraba elementos tanto de reptiles como de mamíferos, así como dos genes que anteriormente solo se habían descubierto en aves, anfibios y peces -¡toma ya! Al final la “supuesta broma” resulta que es una realidad bien compleja y que se reconoce en revistas de alto rigor científico- (...).


Pedagogías Invisibles

domingo, 5 de julio de 2020

Saco de pulgas




Best hostia (ever).


Phoebe Waller-Bridge (Fleabag, 2016)

viernes, 3 de julio de 2020

Donde sangra




#yosoterrado

miércoles, 1 de julio de 2020

Donde duele




#yosoterrado

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