miércoles, 24 de marzo de 2010

Cine feminista: "Te doy mis ojos" (Icíar Bollaín, 2003)

Ayer vimos Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín, del año 2003. Yo creo que es una película de obligada proyección en un ciclo de cine feminista y de mujeres. Y es una película que no deja a nadie indiferente -de ello da fe el millón de expectadores y expectadoras que fueron a verla al cine.

Hacía años que no la veía, y está claro que he cambiado bastante en ese tiempo.

Yo creo que Icíar Bollaín sabía muy bien lo que hacía y también cómo tenía que hacerlo, cuando escribió el guión y cuando la rodó. La metáfora que le da título es interesante; la conexión continua con el tema del amor -que, insisto, permanece como un dogma en nuestra cultura. Y sobre todo marcó un hito en el largo proceso de extracción del tema de la violencia de género, del ámbito privado al público -y pocos discursos tan eficaces para ello como el cinematográfico.

Pero... tengo varios peros, dudas u objeciones. Últimamente me obsesiona el tema de la construcción de los personajes, y la perspectiva que la narración nos da. ¿Dónde posiciona Bollaín la cámara? Probablemente, entre los dos personajes, víctima y agresor. Eso, en principio, me maravilla: ser capaz de posicionar la historia desde la perspectiva del maltratador, sin tratar de redimirlo, al mismo tiempo. Mi duda viene de que no sé, francamente, si en último término es posible hacer eso. Si alguien vio el corto Amores que matan, que Bollaín realizó antes de Te doy mis ojos, entenderá mejor de lo que hablo.

¿Tiene algún sentido la búsqueda de la objetividad a través de un discurso de ficción -o del tipo que sea, en realidad? ¿Qué tiene de malo reconocer tu propio posicionamiento, que es inevitable? Así que oscilo. Personalmente, soy muy escéptica sobre algunas cuestiones que se muestran en la película (las terapias para maltratadores, por ejemplo). Y puede que, como expectadora, con mi carga de subjetividad, mi posicionamiento debido a creencias, vivencias, etc. de lo más diverso, no me apetezca ver ningún atisbo de comprensión para el personaje de Luís Tosar.

Pero, como digo, oscilo como un péndulo. Lo de la redención de los personajes constituye uno de mis temas estrella, desde que vi cierta entrevista a Pedro Almodóvar en la que éste reconocía que, como escritor, siempre se ve en la necesidad de redimir a sus personajes. Yo no estoy nada segura de que eso sea preciso, posible o siquiera deseable. Quizás lo de la redención no dependa sólo de quien crea, sino de quien recibe (lee, ve, juzga y critica); es decir, aunque reconozco los denodados esfuerzos de Almodóvar para redimir al protagonista de Hable con ella (interpretado por Javier Cámara), para mí, como expectadora, no lo consigue -y el tipo continua siendo un violador.

Volviendo a Te doy mis ojos, creo que Bollaín no trataba en ningún momento de redimir al personaje de Tosar. Pero, contemplando el resultado, sí nos lo muestra como un ser humano; no un monstruo, ni un psicópata. Eso me parece un acierto. Y, al tiempo, deja quizás la puerta abierta a cierta identificación... que revuelve las tripas de cualquier expectador con un mínimo de conciencia. Lo malo es que no estoy segura de que ese mínimo de conciencia abunde tanto como muchas veces pensamos.

martes, 23 de marzo de 2010

Vetas

Este fin de semana vi una película, An Education, de la directora danesa Lone Scherfig, y una obra de teatro, Por el placer de volver a verla, de Manuel González Gil.

Puede que mi asténica mirada sea demasiado complaciente estos días. Pero creo que estoy empezando a entresacar algo así como vetas de aprovechamiento de las cosas.

En el primer caso, la película, aunque no es redonda -intuyo que falla algo en el ritmo-, es una delicia de ver. Sufrí mucho hasta el final, porque no sabía si lo que nos trataban de contar era lo mismo de siempre, o algo radicalmente nuevo. Al final, son los ojos de la protagonista -maravillosa- los que nos guían por toda la trama; eso no está nada mal, para variar. Veta añadida: la historia de la profesora; ojalá hubiera tenido un desarrollo mayor -lo merecía, quiero decir que las relaciones entre alumnas y profesoras no han sido todavía, creo, suficientemente exploradas, y en este caso podría haber dado mucho más de sí.

En el segundo, mi crítica es mucho más feroz, al tratarse de un retrato tan típicamente masculino de la madre -a quien se intenta hacer pasar por un personaje universal... lo cual me hizo enarcar una ceja desde el comienzo de la función- que me extraña que nadie haya dicho nada todavía -es mentira: en realidad, no me extraña nada. Eso no significa que la identificación no sea -seguramente por desgracia- más que posible, y que veamos en el personaje materno a nuestra propia madre corregida y aumentada. Me asusta un poco la injusticia de semejante semblanza, nada más. La veta: las reflexiones sobre teatro y literatura -de lo mejor que he visto yo en teatro dentro de teatro.

A lo mejor estoy en una mala semana, tengo las defensas críticas bajas y mi opinión no es fiable. Pero no he lamentado ninguna de las dos experiencias; ni -obviamente- la primera, ni la segunda, con todo lo controvertida que me parece.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Cine feminista: "Me llamo Sara" (Dolores Payás, 1998)

Nueva entrega del curso Género, cine y sociedad. Esta vez una película de la directora catalana Dolores Payás, del año 1998.

Me llamo Sara narra la crisis existencial de una mujer, Sara, a lo largo de un año de su vida en el que confluyen muchos de esos que llaman hitos de madurez: la muerte del padre, la crisis con la pareja, con la hija... Toda la historia es una búsqueda incesante de identidad personal.

Me gustó: el retrato de distintos tipos de mujeres, sin caer en estereotipos; el paisaje catalán, continuo; el tratamiento del tema de la agresividad femenina (hay una escena, una toma, al final, que me parece memorable, pero no destriparé...).

No me gustó: el uso de la voz en off de Sara, innecesario -creo yo- como técnica cinematográfica; la duración, un poco excesiva.

En cualquier caso, es una buena película para reflexionar sobre el cine desde una perspectiva feminista; en el debate posterior salieron montones de cosas.

En fin... la próxima semana más.

lunes, 15 de marzo de 2010

Música, fuerza, euskera

¿Sabían que el euskera no tiene desdoblamiento de género lingüístico?

El sábado por la noche estuve en el concierto que dieron en Madrid los grupos Mursego y Anari. Sobre todo, quedé impresionadísima con la primera; Maite Arroitajauregi toca el violoncello, las maracas, el platillo, sopla pompas de aire dentro de un vaso de agua... y sobre todo canta. Canta consigo misma, a varias voces, a varias capas; se graba y vuelve a cantar. Todo el mundo sabe (creo) a estas alturas de mi falta casi absoluta de talento musical; qué le vamos a hacer. Por eso experiencias como la del sábado tienen un valor especial para mí. Mursego me transportó, me transformó; fue como un bálsamo en mitad de un fin de semana algo extraño...

La verdad es que me encanta el euskera; tengo que reconocer que mi falta de oído musical se compensa con mi sensibilidad para los acentos y las lenguas. Y esas dos voces femeninas, cantando en medio de las ballenas del Moby Dick de Madrid -por cierto, el único bar en el que he estado donde parecen haberse aplicado criterios feministas para diseñar los baños: cuatro cabinas, limpias y con papel higiénico, toda la noche-, fueron como un faro de fuerza y de poder. El poder, de nuevo, de las palabras. Y, esta vez, también de la música.

Hoy he empezado el día en plan freaky y ya me he escuchado varias veces todas las canciones de nuevo en internet (http://www.myspace.com/mursego). También, por continuar con las freakadas, he estado pensando un poco... Cantar a varias voces, con una misma, me parece un ejemplo sencillamente genial del juego con las propias identidades (¿no somos como cebollas, formadas por capas y más capas? ¿No son nuestros relatos y discursos -o canciones- como cebollas a su vez?), con el poder de la creatividad, con la invención y la reinvención de una misma y del mundo.

Es para empezar con ganas la semana...

viernes, 12 de marzo de 2010

Niñas de plastilina

"Y estas palabras eran como una orden, que me daba a mí misma, sin que nada ni nadie pudiera contradecirla, ni evitar que se cumpliera. Aún recuerdo, y por primera vez, la extraña fuerza que de pronto me hacía dueña de mis actos".


(Ana Mª Matute, Paraíso inhabitado, 2008).


Acabo de encontrar la mejor expresión literaria de la niña que fui y que aún llevo dentro; gracias por las grietas, las palabras invisibles y las verdades de plastilina...

jueves, 11 de marzo de 2010

Cine feminista: "Margarita y el lobo" (Cecilia Bartolomé, 1970)

Me he apuntado a un curso sobre mujeres cineastas que se llama Género, cine y sociedad, del Instituto de Investigaciones Feministas de la Complutense. Empezó el martes y me está encantando. Para empezar, tuve la suerte de poder escuchar otra vez a Pilar Aguilar (una de las primeras responsables de que a mí se me empezaran a abrir los ojos... y como platos, la primera vez que la escuché), experta en cine feminista.

Y después se proyectó la primera de las películas: Margarita y el lobo, de Cecilia Bartolomé, hecha en 1970. La verdad es que es sorprendente que algo así pudiera pensarse y hacerse entonces, con los niveles de censura con los que debía de convivirse en este país. Es un mediometraje (me estoy volviendo toda una experta cinematográfica) y es feminista en toda regla. La verdad es que, bien pensado esto último, me parece más lógico que algo así pudiera hacerse entonces que ahora, cuando nuestras conciencias parecen atrofiarse en un retroceso tan poco esperanzador.

He pensado que estaría bien ir colgando aquí información sobre las películas que vayan proyectando durante las ocho semanas que dura el curso. Más que nada por aquello de dar visibilidad a quienes se la merecen -¿el hecho de que por primera vez una mujer, Kathryn Bigelow, haya ganado el Oscar a la mejor directora en ochenta y tres años de historia de estos premios no habla por sí mismo?

De momento, y gracias al curso, tengo un buen montón de textos sobre cine feminista y sobre cine hecho por mujeres, que espero poder ir leyendo poco a poco. Emoción pura vuelvo a sentir.

viernes, 5 de marzo de 2010

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