"Y estas palabras eran como una orden, que me daba a mí misma, sin que nada ni nadie pudiera contradecirla, ni evitar que se cumpliera. Aún recuerdo, y por primera vez, la extraña fuerza que de pronto me hacía dueña de mis actos".
(Ana Mª Matute, Paraíso inhabitado, 2008).
Acabo de encontrar la mejor expresión literaria de la niña que fui y que aún llevo dentro; gracias por las grietas, las palabras invisibles y las verdades de plastilina...
No hay comentarios:
Publicar un comentario