lunes, 25 de junio de 2012

La guinda




La guinda es que mañana hoy haré lectura dramatizada de El jardín de las flores vivas
con la interpretación de Bárbara Risso, Rosel Murillo y Amanda Marinas.
A las 19h. en La Guindalera.
Por eso es la guinda.
¿Quién quiere probarla?

sábado, 23 de junio de 2012

Por qué leer a Virginia Woolf en junio



"Porque Cam pasó a dos centímetros del caballete; no estaba dispuesta a detenerse ni por el señor Bankes ni por Lily Briscoe, pese a que el primero, que hubiera querido tener una hija, extendió la mano; tampoco se detuvo al ver a su padre, con quien estuvo igualmente a punto de tropezar; ni respondió a la llamada de su madre, quien, cuando pasó velozmente por delante de ella, le gritó: "¡Cam! ¡Te necesito un momento!". La niña desapareció como un pájaro, un proyectil, una flecha, ¿quién sabría decir impulsada por qué deseo, disparada por quién, dirigida hacia dónde? ¿Qué sucede?, se preguntó la señora Ramsey, siguiéndola con los ojos. Podía ser una visión: una concha, una carretilla, un reino de hadas al otro lado del seto; o podía ser el esplendor de la velocidad; nadie lo sabía. Pero cuando la señora Ramsey exclamó "¡Cam!" por segunda vez, el proyectil se detuvo a mitad de carrera para dirigirse hacia su madre con paso cansino, no sin antes arrancar una hoja de la primera planta que tuvo a mano".


(V. Woolf, Al faro.
Imagen de criandopelusas.wordpress.com)

miércoles, 13 de junio de 2012

Digo que

estoy moviéndome. De verdad. En serio. Todo lo que puedo.

Que he acabado una obra de teatro, enterita, 80 páginas de delirios, de dudas, de soledades.

Que he terminado mi propuesta de escenificación de este año. How I learned to drive. Otra vez. A este paso tendré que acabar montándola de verdad.

Que esta misma mañana he debutado como corista de YermaYerma!). Que el cuerpo me lo pidió. Volví a casa una tarde me di una ducha me miré en el espejo y el cuerpo me lo pidió me lo pidió hazlo hazlo hazlo. Y lo hice. Porque soy muy obediente. Cuando se trata del cuerpo, al menos. Que he corrido, he bailado, he sudado, he adoptado postura de coro, con los ojos muy abiertos la espalda muy recta el patito malvado (el que juzga y critica) atado y amordazado. Abre el coño me dijeron. Y no es broma. Es jerga de actores directores. No sé si de actrices directoras. De actores directores, sí. Al final no hizo falta. Se me secaban las lentillas con los ojos tan abiertos la espalda tan recta el rostro tan serio tan de coro de Yerma. Pero seguí abriéndolos.

Que estoy moviéndome. De verdad. De verdad.

Aunque de una en una.

Estoy moviéndome.

A pesar de los pesares.

Sigo bailando.

Aquí.

Sigo bailando.





Cherry Pie, de Roy Lichtenstein (1962)

jueves, 7 de junio de 2012

Ricardo III

miércoles, 6 de junio de 2012

Fragmento

PECK. Son tus dos manos. Cuando estás conduciendo, tu vida está en esas dos manos. ¿Lo entiendes? (Li'l Bit asiente)
No tengo hijos. Tú eres lo más parecido a un hijo que yo tendré -y por eso quiero darte algo. Algo que de verdad me importa.
Hay algo cuando conduces -cuando estás al mando del coche, solo tú y la machina y la carretera- que nadie puede quitarte. Un poder. Me siento más yo mismo en mi coche que en ningún otro lugar. Y eso es lo que quiero darte.
Hay un montón de gilipollas ahí fuera. Locos, idiotas arrogantes, borrachos, niñatos estresados, viejos que están ciegos -y tú tienes que estar preparada para todos ellos. Quiero enseñarte a conducir como un hombre.

LI'L BIT. ¿Qué significa eso?

PECK. A los hombres se les enseña a conducir con confianza -con violencia. La carretera les pertenece. Conducen a la defensiva -siempre vigilando a los otros. Las mujeres tienden a ser educadas -a dudar. Y eso puede ser fatal.
Tú vas a aprender a adivinar lo que el otro va a hacer antes de que lo haga. Si hay un accidente y diez coches se amontonan unos encima de otros, y hay víctimas mortales, tú vas a ser la única que salga ilesa, la única que camine sobre la gasolina si es necesario, la única que logre escapar. No sé cuánto tiempo viviremos ni tú ni yo, pero desde luego no moriremos en un coche.
Así que si vas a conducir conmigo quiero que te lo tomes en serio.

LI'L BIT. Lo haré, tío Peck. Quiero que me enseñes a conducir.

PECK. Bien. Aprobarás el examen en el primer intento. Con una puntuación perfecta. En las próximas cuatro semanas vas a conocer a esta nena por dentro y por fuera. Trátala con respeto.

LI'L BIT. ¿Trátala? ¿Por qué es 'una nena'?

PECK. Buena pregunta. No tiene por qué -pero cuando cierras los ojos y piensas en alguien que responda a tu tacto -alguien que actúe solo para ti y te dé lo que pides-... es eso lo que veo. Tú puedes llamarla como quieras.

LI'L BIT. (Al público) Cerré los ojos -y decidí no cambiar el género.


(Paula Vogel, How I learned to drive, 1997.
La traducción es mía)

lunes, 4 de junio de 2012

Intención de escenificación

Conducir siempre me ha parecido algo empoderador. Algo masculino, algo rudo. Una trasgresión, quizá. El terreno prohibido. Las zapatillas rojas. ¿Algo erótico? Sí, también algo erótico.

Antes de dirigir una obra de teatro hay que escribir un largo trabajo donde detallas tu propuesta de escenificación. Es el paso del qué al cómo: de lo que te encuentras (el texto o lo que sea) al modo en que decides mostrarlo al mundo. Debes partir de algo. En tu investigación. De un tema. De una tesis.  De una canción. De una metáfora. De un mi-to-lo-ge-ma.

De una imagen:




O de varias:









Aprendí a conducir a los diecinueve años. En una autoescuela cercana a mi casa. Mi profesor tenía más de cincuenta. Mientras yo conducía, él apoyaba su mano izquierda sobre mi muslo derecho. Y así es como yo aprendí a conducir.

Y este podría ser mi punto de partida para mi intención de puesta en escena.

sábado, 2 de junio de 2012

Junio



"Cuando hablaban con las niñas de la Escuela Marcia Blaine, los chicos se quedaban detrás de la bicicleta con las manos apoyadas en el manillar, lo que hacía que las bicicletas actuasen como barrera protectora entre ambos sexos y que diese la impresión de que los chicos tenían la posibilidad de marcharse en cualquier momento".


(Muriel Spark, La plenitud de la señorita Brodie, primer párrafo.
Editorial PRE-TEXTOS)


El misterio del primer párrafo, cuando todo está por hacer, cuando no sabes lo que vendrá...


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