Imaginaba que el final de la novela me traería sosiego; algo de solemnidad incluso. Hubo un momento, a finales de octubre, en que sentí algo parecido a la emoción; aunque entonces sabía perfectamente que el final no había llegado.
Lo cierto es que los últimos tres meses se están pareciendo más a chapotear hasta el cuello en nieve sucia.
Así ando.
Imagen de Laura Hughes.
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