jueves, 21 de enero de 2021

Ana está furiosa



Cuando se enfadaba,
las mejillas se le ponían
rojas como tomates,
los cabellos se le erizaban,
crujían y lanzaban chispas,
y sus ojos gris claro brillaban
negros como cuervos.


Ana está furiosa (Christine Nöstlinger, 1990; Ilustr. de Arnal Ballester)

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