Ayer vimos Yo, la peor de todas, de la directora María Luisa Bemberg, del año 1990, una película que ni siquiera se ha editado en España.
Me pareció muy buena. Hace un recorrido por la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, una de las representantes más importantes de la literatura barroca española, y la figura central de la poesía colonial de entonces.
La película está basada en el libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, de Octavio Paz. La protagoniza Assumpta Serna y proyecta una mirada bastante feminista sobre el personaje y la trama.
Viéndola, me acordaba de algunas lecturas de teoría feminista (Poulain de la Barre, Mary Wollstonecraft...) centradas en la gran querella del momento, que era la polémica sobre la educación de las mujeres -que Sor Juana defendió con fervor. La película muestra muy bien lo que la literatura y el conocimiento, la lectura y la escritura significaron para Sor Juana -en realidad, una pasión que constituía su vida por completo-, y dignifica estas actividades para las mujeres centrándose en un momento en el que la misoginia impregnaba todos los niveles de la vida eclesiástica y secular -ofreciendo un modelo legitimador para todas.
Un gran descubrimiento. Y además hay una trama amorosa muy bien llevada, sin estridencias ni rasgadura de velos ni nada parecido.
Llevo desde ayer queriendo referirme a Sor Juana de alguna manera que no haga alusión a su condición de religiosa, porque ciertamente su figura literaria va mucho más allá y poco (o nada) tiene que ver con el tema de la religiosidad -al contrario de lo que sucede, tengo la impresión, en el caso de Santa Teresa de Jesús. Pero no la encuentro. Y es triste tener que nombrarla precisamente en función de aquello que según parece acabó con su impulso y su fuerza como mujer y como escritora. ¿Alguien ha oído alguna vez nombrar sus apellidos?
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