Ayer por la tarde asistí a la conferencia de Judith Butler, en la Complutense. Estoy tan impresionada. No sólo porque poder oír a Butler en directo, después de haberla leído y estudiado, sea como aproximarse a una especie de mito. Supongo que Butler no estaría de acuerdo con esto, pero sí, su figura empieza a ser mítica dentro de la teoría feminista contemporánea; central, en cualquier caso. Así lo testificaron las muchas personas que se reunieron en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias de la Información, desde más de una hora antes de que la conferencia comenzara. Por cierto, mujeres mayoritariamente, pero también hombres (me imagino que como resultado de las implicaciones y relaciones de las teorías de Butler con el movimiento LGTB).
Además, desde mi punto de vista, Butler no decepcionó. Era algo que podía haber sucedido, pero su discurso, creo, estuvo muy a la altura de (por lo menos mis) expectativas.
¿De que habló? Pues de performatividad y precariedad, sobre todo. Tengo la sensación de que todo el mundo le pregunta siempre por la performatividad, quizás lo más llamativo de su teoría, y ella ayer aclaró que este concepto se encontraba más presente en sus obras de los 90. Ahora sus últimos textos hablan más sobre precariedad.
Para quien no haya leído a Butler, la performatividad se refiere a una característica del poder, que, así entendido, tiene la capacidad de crear sujetos. Gracias al poder sabemos qué cuenta como sujeto legible y qué no. El poder define quién cuenta como sujeto, qué cuenta como una vida (qué vidas, qué pérdidas son llorables, susceptibles de duelo). Y cuáles son los cuerpos que quedan excluidos; ahí es donde surge el concepto de precariedad. También, en la posibilidad que esos cuerpos, esas poblaciones precarias, tienen de subvertir el poder, de crear alianzas gracias a esa misma reproducción del poder, y cambiar las normas.
La reproducción o repetición de la norma, necesaria para la supervivencia de esta, es paródica, aunque ayer Butler no habló de parodia. Así, las identidades de género, por ejemplo, se construyen paródicamente, por medio de la repetición de la norma de género que dice qué es ser mujer y qué es ser hombre. Qué cuenta como sujeto femenino, qué cuenta como sujeto masculino. Es parodia, porque, en realidad, estas repeticiones son eso: meras repeticiones de la norma, que no reproducen ningún ideal; el original es una ilusión, no existe. Sólo existen las repeticiones, la parodia, y, con ello, eso sí, la posibilidad de subvertir la norma, de variar, de deconstruir los géneros.
La preocupación de Butler, ahora mismo, tal y como ella lo expresó ayer y por lo que he leído en sus últimas obras, se centra en las políticas que resultan de esa precariedad: ¿cómo hacer que la población sin voz tenga voz? Lo cual demuestra que su pensamiento evoluciona, que está vivo y que ha dado algunos pasos con respecto a sus desarrollos teóricos de los años 90.
Durante la ronda de preguntas posterior a la conferencia, se le interrogó en varias ocasiones por la cuestión de la diferencia sexual. Hace algún tiempo una amiga me comentaba que, por desgracia, en España seguimos ancladas en el problema de la diferencia sexual. No sé si la expresión es exactamente "por desgracia" o si, en cierto sentido, se trata de algo inevitable; la mayor parte de los debates a los que asisto todavía reproducen, en algún nivel, la vieja polémica entre igualdad y diferencia. La cuestión, como comentó Butler ayer, es que no podemos separar la pregunta por la diferencia sexual de los significados semánticos que le atribuimos, en cuanto empezamos a hablar de ella. Esa es nuestra paradoja; no somos el punto de vista del ojo de Dios, como teóricas feministas contemporáneas no podemos librarnos de nuestras mediaciones, proyecciones e interpretaciones.
En definitiva, fueron dos horas muy intensas. Le agradezco especialmente a Butler la capacidad para relacionar sus conceptos más teóricos con la cuestión de la ciudadanía (de cómo se construye esta). Y, como siempre, su rigor, su inteligencia, su agudeza y su valentía (no es muy habitual oír hablar del deseo de penetrar/ser penetrada en una conferencia universitaria).
También le doy las gracias al Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid por darnos la oportunidad de acercarnos un poco más a una Butler tan viva, tan polémica y tan necesaria.
2 comentarios:
Yo estuve a punto de ir, pero a última hora surgió un imprevisto y me quedé con las ganas. Me ha encantado tu análisis de su conferencia y tu reflexión sobre lo "paródico". Al menos me has dado una cerradura por la que mirar esa conferencia que debió ser soberbia. La Butler es, indudablemente, un mito de la Teoría Queer, una derivación del feminismo (con alguna contradicción con este que me ha desilusionado mucho últimamente). Pero en cualquier caso, un mito. Gracias.
Hola Shangay Lily
Sí, fue una conferencia genial, he estado varios días sin creerme que hubiera escuchado realmente a Butler en vivo y en directo.
Sobre las contradicciones entre Teoría Queer y feminismo, yo creo que tienen orígenes distintos, y que quizás pueda hablarse de feminismo queer, aunque es verdad que plantea problemas... Yo estoy en ello ahora mismo, dándole vueltas.
Muchas gracias por tus palabras!
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