El bienestar estatal de posguerra se configura entonces como el mecanismo necesario para, en la destrozada Europa, resucitar la economía, y en Estados Unidos, lanzarla al estrellato capitalista. Subsidios de desempleo, seguros de salud, pagas extras, vacaciones pagadas, medidas de fomento de la natalidad, industrias subvencionadas, abaratamiento de los otrora productos de lujo, extensión de las escuelas y universidades públicas. Dice la compañera que no está descubriendo la pólvora cuando habla de la reactivación keynesiana del consumo y el nacimiento del consumismo, y pregunta, esta vez abiertamente al resto y no retóricamente a sí misma, si nos interesa lo que está contando o si mejor volvemos a hablar del tejado de la casa de Mosén Torner, no sea que precisamente, y la compañera nos pide que le permitamos el chistecito porque según ella viene muy a cuento, no sea que precisamente estemos empezando la casa por el tejado al ponernos a hablar del puto Keynes cuando deberíamos estar preguntándonos quién puede conseguir una hormigonera.
Cristina Morales, Lectura fácil (2018)
Sigo malita.
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