lunes, 7 de enero de 2019

Recogiendo las migas



En aquella época vivían junto con los troles domésticos en casa de las personas, sobre todo detrás de las estufas.
–Seguro que allí todavía quedan algunos de los nuestros –dijo Mamá Mumin–. Donde las personas aún tienen estufas, claro. Porque las tuberías de agua caliente no nos gustan.
–¿Sabían las personas que nosotros existíamos? –preguntó el Mumintroll.
–Algunas –respondió su madre–. Solían notar nuestra presencia cuando estaban solas, a veces como si fuéramos una corriente de aire en la nuca (...).

Tove Jansson, La gran inundación (1945)


La memoria del 7 de enero nos deja:
unas zapatillas grises en el cubo de la basura, con las suelas rotas,
ropa rosa
y ropa amarilla,
nueva,
en distintas partes de la casa,
un hule de flores sobre la mesa,
chocolate, galletas y más chocolate,
la edición facsímil de Antoñita la Fantástica en mi mesilla de noche.

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