Hacia la página 70 del cómic que estoy leyendo ahora –continúo mi periplo de aprendizaje...–, Vincent emprende esa acción memorable que yo siempre he querido protagonizar:
rebuscar en la basura de Rosalie Blum, la extraña vecina a la que espía.
Los desechos hacen al personaje.
La confirmación de que voy por buen camino.
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