Aunque sólo llevamos cinco días de año, yo ya me he leído dos libros y medio, aproximadamente, en este tiempo. Soy una alumna muy aplicada. El primer libro de 2011 ha sido Macbeth, que quería leer hace tiempo -lo intenté para un trabajo del instituto, hace como diez años, pero no lo conseguí y repetí Hamlet.
El caso es que lo primero que una se encuentra cuando lee Macbeth es una escenita que, por lo visto -me enteré el otro día-, ciertas opiniones consideran espuria; es decir, falsa, añadida posteriormente. No es que mi opinión, por ahora, en crítica literaria sea muy eminente, pero me parece una tontería. Es la primera escena de las brujas, y por lo tanto la presentación de estos tres personajes y del resto de la obra. Y no me parece nada falsa ni superflua.
Claro que una lee tantas bobadas. Como me fascinaron las tres brujas, además del personaje de Lady Macbeth, estuve investigando un poco; es decir, leyéndome todo lo que pude encontrar sobre la obra. Un crítico decía que las tres brujas son un símbolo carente de humanidad, ya que han rebasado la personalidad masculina y femenina... Las brujas siempre han sido mujeres, que yo sepa (al menos hasta la llegada de la saga de Harry Potter); además, si no, Shakespeare no hubiera denominado a esos personajes con el nombre de 'Weird Sisters' (... ¿estaría pensando de verdad en brujas?) Lo menos que cabría esperar de alguien que escribe varias páginas sobre un libro es que tenga la bondad de echarle un vistacito a la versión original.
Es una obra muy rara. No sólo por los elementos mágicos. Tiene un subtexto bastante curioso sobre el tema de la masculinidad, por ejemplo. Lady Macbeth le recrimina a su marido no tener la suficiente hombría para convertirse en un asesino, mientras que ella es capaz, y cómo, de maquinar fría y pragmáticamente los crímenes más sangrientos. La sangre es otra de las características de Macbeth. No es que no haya sangre en Hamlet o en Othello, claro. Pero Macbeth me parece más visceral, y puede que sea por la presencia de las brujas, ese elemento misterioso y tan poderoso, con las tres extrañas hermanas mintiendo, manipulando y moviendo los hilos de toda la trama.
Las brujas no se doblegan, ¿verdad? No sé por qué, pero me han hecho pensar en otras cosas: en guerrillas y en feminismo radical, en resistencia y en empoderamiento... También investigando leí que Shakespeare se había inspirado en un caso de brujería en el que una mujer llamada Agnes Sampson confesó haber provocado una tormenta en la que casi naufraga el rey Jacobo I (que, por cierto, parece que era aficionado a la demonología); aunque ya no aseguraría que sea cierto.
Al parecer, sobre el texto de Macbeth y sus puestas en escena ha pesado una maldición a lo largo de toda la historia del teatro; los actores y las actrices alteran las líneas de los conjuros para no tener que pronunciarlos. Una gente bastante supersticiosa, por cierto.
La verdad es que la otra noche, después de terminar de leer, dormí bastante mal. Aunque puede que fuera de propia excitación. Las brujas murieron quemadas. Muchas de ellas, al menos. Pero también plantaron cara y le sacaron la lengua a quienes ostentaban el poder de la racionalidad blanca y masculina. Transgredieron los límites y los valores y ostentaron un gran poder, a su vez; el de las hijas de los hombres con educación, que menciona Virginia Woolf en Tres guineas, bailando alrededor del fuego.
Puede que lo que me impidiera dormir fuera reconocer mi propia identidad de bruja, sorteando hogueras ajenas y manteniendo encendido, todos los días, el fuego propio: ja ja ja ja ja...
"Lo bello es feo y feo lo que es bello;
la niebla, el aire impuro atravesemos"
(Las tres brujas, Macbeth, Acto I, Escena Primera)
Y algunos ejemplos y representaciones gráficas:
Juicio contra Agnes Sampson (1591)
Las Weird Sisters según Füssli (S. XVIII)
Las brujas, de Roald Dahl
Bellatrix Lestrange (Harry Potter)
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