lunes, 15 de mayo de 2023

gloria y los madriles



Gloria Fuertes es una giganta. Camina por su magnífica casa, se bebe un profundísimo whisky, sus pasos retumban contra los listones del largo pasillo. Se encierra en el inmenso estudio donde guarda el mundo, toma asiento en una silla colosal, abarca el mundo entero con sus kilómetros de brazos. Saca un trozo de papel del tamaño del desierto del Gobi. Y entonces pone una lupa sobre Madrid y anota:
 

En Madrid hay un reguero de migajas
que picotean hombres
y animales pequeños.

En Madrid hay un hilo de agua
un río asombrado.
¡Qué río tan enfermo!

En Madrid hay más muertos que vivos
pero se apilan detrás de las murallas
para que no les vean estar muertos.

En Madrid no hay silencio y un rumor
se agita en los portales
constante y compañero.

La llave de Madrid la tiene un gato
porque se la ha dado un extranjero
y a él se la dio un niño
y a él un viejo.

Una ciudad tan poco iluminada
que las madres de noche
en lugar de dar leche dan murciélagos.

Madrid está maltrecha
Madrid es un misterio.
Por la ventana he visto
a unas sardinas camino de un entierro.

Madrid tiene las manos cansadas
de tanto fregar
y el corazón seco de tan poco puerto.

Pasa un coche echando humo
un portero echando a un mendigo,
una puta echando besos.
(El Anciano Rey de los Vinos, mientras tanto,
echa una partida al dominó).

Madrid hueca como un queso
cripta de la soledad
fantasma cariñoso
sucedáneo de almendro.
Verbena de muchachas
remanso de perdidos
enjambre de palomas
y ya está.
Madrid no es más que eso.


Julia Viejo (Blackie Books, 2023). Imagen del 15 de mayo de 1969

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