Sé lo que tengo que hacer. Lo hemos practicado en primeros auxilios. Tengo que ponerme detrás, colocarle las manos sobre el tórax peludo y presionar con fuerza. Hacia dentro y hacia arriba, dijo la enfermera mientras hacía la demostración con una muñeca. A la muñeca la llamamos Milivoje y nos importaba un pimiento si sobrevivía o no. Pero este no es Milivoje. Este es el profesor de Educación Física y las únicas manos que tiene cerca son las menudas y torpes manos de la pequeña matemática. La que sabe cosas. Algunos datos. Como por ejemplo que entre cuatro y seis minutos sin oxígeno el cerebro empieza a morirse.
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Dientes de leche (Lana Bastasic, 2020)
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