miércoles, 3 de agosto de 2022

fresquita



En fin, tengo una teoría nueva. ¿Quieres que te la cuente? Sáltate el párrafo siguiente si no. Mi teoría es que los seres humanos perdieron el instinto para detectar la belleza en 1976, cuando el plástico se convirtió en el material más extendido que existe. De hecho, podemos ver cómo se produce ese cambio si nos fijamos en la fotografía callejera antes y después de 1976. Sé que hay motivos de peso para ser escépticos ante la nostalgia estética, pero no deja de ser verdad que antes de los setenta la gente llevaba ropa duradera de lana y algodón, guardaba las bebidas en botellas de cristal, envolvía los alimentos con papel y llenaba su casa de robustos muebles de madera. Ahora la mayoría de objetos en nuestro entorno visual están hechos de plástico, la sustancia más espantosa sobre la tierra, un material que cuando lo tiñen no alboree el color, sino que en realidad lo emana de un modo inimitablemente horrendo. Una cosa que podría hacer el gobierno con mi aprobación (y no son muchas) es prohibir la fabricación de todas y cada una de las formas de plástico que no representasen una necesidad imperiosa para el mantenimiento de la vida humana. ¿Tú qué piensas?


Dónde estás, mundo bello (Sally Rooney, 2021)


#AgostoMadrileño

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