Entre las sombras oscuras del jardín, se adivinaba una esquina, al fondo, del pabellón de la antigua escuela; el triciclo de pedales del bebé Rampelmayer permanecía tirado allí delante, olvidado [...].
Las mudanzas ajenas me han dado dolor de brazos y piernas.
Para los tiempos que corren, el final de un día, de una semana, de un mes, me parece una buena noticia.
Bienvenido, marzo.
(Imagen: irenemercadal.com)
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