Recuerdo que en el verano de 1995 mi abuela viajó al norte, a su Gijón; ni ella ni ninguno de nosotros lo sabía aún, pero aquel fue su viaje de despedida.
Esto es lo único que yo recuerdo de mi año 95.
Lo que queda. Una experiencia teatral en torno a la identidad, la comunidad y el encuentro a través de la oscuridad, la narración y la ficción. De Los Bárbaros. Brainard y Perec mediante. Y no digo más.
Ayer, hoy y mañana en DT Espacio Escénico.
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