miércoles, 20 de febrero de 2013

Todos los miércoles



Todos los miércoles, desde hace unas cuatro semanas, parece que salgo de casa, voy al metro y después a clase.

Pero no. En realidad, todos los miércoles, desde hace unas cuatro semanas, voy al aeropuerto y cojo un avión. Después piso la nieve sucia y encharcada, con cuidado para que las botas no me calen. Me enveneno la boca a base de mostaza super picante. Me sorprendo de la enorme cantidad de silencio que se puede llegar a acumular entre los muros. Llevo mallas debajo del pantalón y también calentadores debajo de las botas. Como grandes cantidades de sopa de cebolla. Bebo bastante vino tinto. Robo una taza de té (sin té). Me cuelo en un cementerio y me arrepiento un segundo después. Compro una edición de Las criadas (con las dos versiones de la obra) por 5,95. Paso frío bajo las mantas pero no bajo la ducha. Bebo más vino. Leo Looking back in anger (de John Osborne, no de Oasis). Compro un montón de queso. Y judías verdes. Recorro muchos kilómetros en autobús, entre la nieve. Y empiezo a pensar que en realidad nada importa tanto como pensaba. Y vuelvo a quererme.

Y también a viajar en el metro, camino de clase.


(Imagen de la agenda de Taschen de 2013)

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