"Solange.- Ayúdame.
Clare.- Está bien: Odio a las criadas. Odio a esa especie detestable y vil. Las criadas no pertenecen al género humano. Se arrastran. Son como un aire maloliente que se cuela en nuestras habitaciones, en nuestros corredores, que nos penetra, nos entra por la boca, nos corrompe, nos pudre y nos obliga a vomitar. ¡Y yo os vomito!
Solange.- Continúe...
Claire.- Sé que las criadas son necesarias en la misma medida que lo son los enterradores, los serenos, los policías. Pero eso no quita para que, con su presencia, llenen de fetidez este bello mundo.
Solange.- Continúe, continúe...
Claire.- Vuestras caras de espanto y de remordimiento, vuestras manos sin piel, vuestros trajes pasados de moda, vuestros cuerpos deformes solo sirven para llevar nuestros desechos. Sois nuestros espejos deformantes, nuestra hez, nuestro poso, nuestra vergüenza.
Solange.- Así, así. Siga.
Claire.- Estoy al borde. ¡Date prisa, por favor!..."
(Las criadas, Jean Genet. Versión de Víctor García)
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