"Yo estaba pensando en un hijo.
El útero no es un reloj
ni una campana que suena,
pero en el undécimo mes de su vida
siento el noviembre
del cuerpo tan bien como el del calendario.
Dentro de dos días será mi cumpleaños
y como siempre la tierra ha terminado su cosecha.
Esta vez quiero cazar a la muerte,
la noche a la que me inclino,
la noche que quiero.
Pues bien -
¡habla de eso!
Estaba extendido en el útero.
Yo estaba pensando en un hijo...
¡Tú! El nunca adquirido,
nunca germinado ni desabrochado,
tú el de los genitales que temía,
el tallo y el aliento de cachorro.
¿Te daré mis ojos o los suyos?
¿Serás David o Susan?
(Esos dos nombres que elegí escuchando.)
¿Puedes ser el hombre que son tus padres -
los músculos de las piernas de Miguel Ángel,
las manos de Yugoslavia,
el campesino, eslavo y decidido,
el superviviente, repleto de vida? -
¿y podría ser todavía posible
todo esto con los ojos de Susan?
Todo esto sin ti -
dos días perdidos en sangre.
Yo misma moriré sin bautizar,
la tercera hija ignorada.
Mi muerte vendrá el día de mi santo.
¿Qué tiene de malo el día del santo?
Es sólo un ángel del sol.
Mujer,
tejiendo una red sobre ti,
un veneno fino y enmarañado.
Escorpión,
araña mala -
¡muere!
Desde las muñecas mi muerte,
dos etiquetas con nombre,
sangre llevada como un adorno floral
para que brote
en la izquierda y en la derecha -
Es una habitación cálida
el lugar de la sangre.
¡Dejad la puerta abierta de par en par!
Dos días para tu muerte
y dos días hasta la mía.
¡Amor! ¡Esa enfermedad roja -
¡año tras año, David, me volverías loca!
¡David! ¡Susan! ¡David! ¡David!
plena y desgreñada, silbando en la noche,
nunca envejeciendo,
esperándote siempre en el porche...
año tras año,
mi zanahoria, mi col,
te habría poseído antes que todas las mujeres,
llamándote por tu nombre,
llamándote mío."
7 de noviembre de 1963
(Anne Sexton, La menstruación a los cuarenta (Vive o muere).
Imagen de juliomasalcaraz.blogspot.com)
el superviviente, repleto de vida? -
¿y podría ser todavía posible
todo esto con los ojos de Susan?
Todo esto sin ti -
dos días perdidos en sangre.
Yo misma moriré sin bautizar,
la tercera hija ignorada.
Mi muerte vendrá el día de mi santo.
¿Qué tiene de malo el día del santo?
Es sólo un ángel del sol.
Mujer,
tejiendo una red sobre ti,
un veneno fino y enmarañado.
Escorpión,
araña mala -
¡muere!
Desde las muñecas mi muerte,
dos etiquetas con nombre,
sangre llevada como un adorno floral
para que brote
en la izquierda y en la derecha -
Es una habitación cálida
el lugar de la sangre.
¡Dejad la puerta abierta de par en par!
Dos días para tu muerte
y dos días hasta la mía.
¡Amor! ¡Esa enfermedad roja -
¡año tras año, David, me volverías loca!
¡David! ¡Susan! ¡David! ¡David!
plena y desgreñada, silbando en la noche,
nunca envejeciendo,
esperándote siempre en el porche...
año tras año,
mi zanahoria, mi col,
te habría poseído antes que todas las mujeres,
llamándote por tu nombre,
llamándote mío."
7 de noviembre de 1963
(Anne Sexton, La menstruación a los cuarenta (Vive o muere).
Imagen de juliomasalcaraz.blogspot.com)
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