Volver a casa.
Volver a casa una tarde. Una tarde calurosa de verano, casi a finales de agosto.
Volver a casa una tarde. Bajar del vehículo ajeno, pisar de nuevo el sendero de la entrada. Con la maleta en la mano.
Volver a casa y atravesar su puerta. Esa puerta. Esa puerta verde, con sobrecubierta metálica. Esa puerta que las dos pintasteis de verde.
Volver a casa con los ojos guiñados por el sol del atardecer.
Volver a casa y pensar el césped necesita un buen corte de pelo. Aquel día tú te habías cortado el pelo. En la peluquería, en la peluquería del pueblo a más o menos diez kilómetros de casa. Hacía calor, había turistas, te hicieron un hueco.
Volver a casa y descubrir que ya no es tu casa.
Volver a casa y descubrir que ya no eres tú.
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